En el Túnel del Tiempo
Estaba sentado en las oficinas del CEM, una tarde y de repente empieza a correr un rumor en los pasadizos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo… ¿un rumor?... ¡Si, un fuerte rumor!, decían que la prueba del examen escrito de Medicina IV había salido antes del examen y que algunos alumnos la habían conseguido ilícitamente, en aquel año Presidía la promoción y además presidía el CEM, así que me dirigí de inmediato a las oficinas del Departamento de medicina en el Hospital Regional y efectivamente encontré a los docentes reunidos y conversando dicho tema, de inmediato ellos mismos me hicieron ingresar y escuché de ellos el informe de tal rumor, la sospecha se fundaba en que el 80% de los alumnos que habían rendido el examen habían obtenido altísimas calificaciones y había un grupo de alumnos que según su historial académico no podían obtener tan alta Nota, además sospechosamente las preguntas incorrectamente contestadas, se repetían en un grueso número de estudiantes, la plana docente había concluido que la prueba escrita había sido plagiada por los alumnos y que este grupo sería llevado a los aplazados, en el momento de mi intervención, repuesto de la sorpresa, rápidamente planteé algunas observaciones con las que defendí a los estudiantes de los cuales era justamente su defensor.
Primero que todo estaba en el terreno subjetivo, posible pero subjetivo. Un mal alumno o unos malos alumnos, si podrían obtener un buen resultado en un examen, estudiando, copiando o “Champeando”, es decir no acusemos, sino hay pruebas concretas y contundentes.
Segundo, en el caso que hubiese plagio de la prueba, este delito no necesariamente era posible sólo por alumnos, podría haber sido cometido por un docente, dicho esto, un poco que se alteraron, sin embargo mencioné sin pudor, que había un docente que se reunía con alumnos y que incluso tomaba algunos tragos con ellos y que en esos tiempos enseñaba Medicina en un Posta que quedaba en La esperanza-parte alta- y que además era contrato y que en ese momento era justamente coordinador del curso y encargado de la prueba, dicho esto…Callaron.
Tercero, que no pueden aplazar, como castigo a todo el grupo A ó B, no recuerdo y propuse que el caso se lleve al Consejo Universitario que se reunía en el paraninfo de la UNT, en la cual yo también presidía el tercio Estudiantil o dije llamemos a la Policía para que investigue.
La discusión se prolongó varias horas, recuerdo estaban Jesús Bendezú, Panchito Villanueva, Hernán Ponce, Moisés Barrantes, Jaramillo y Ricardo Romero, finalmente se acordó repetir la prueba sin represalias, se mencionó a tres sospechosos y nosotros como gremio estudiantil nos encargaríamos de investigar y aclarar tal deshonroso hecho, el grupo rindió un nuevo examen y los resultados obtenidos eran ya coherentes con el historia académico de cada quién.
Convoqué a una Asamblea y en ella informé que la sustracción de la prueba había sido aclarada y que se tenía el detalle pormenorizado de cómo habían sido los hechos, quienes habían intervenido y que estos alumnos serían denunciados a la policía y podrían ser expulsados de la facultad…a menos que se declaren culpables ante mi como Presidente de la promoción y que debían hacerlo al día siguiente en tal dirección (y les día la dirección de mi casa en San Andrés), di por concluida la Asamblea y me fui a mi casa a estudiar por que mi grupo también tenía examen y mi performance era recontra chequeada por los docentes, con ansias y con hambre, en esos años era muy vehemente.
Al día siguiente, un alumno se acercó a mi casa, acompañado de su señora Madre, su apellido empieza con F y ahora es un destacado Ginecólogo, me contó con lujo de detalles como había sido todo el robo de la prueba, por supuesto yo no sabía nada todo era una treta para incentivar a lo que hoy se llama la confesión sincera, la señora lloraba, yo le abrazaba prometiéndole que no pasaría nada, se me partía el alma, me sentía ruin por haber inventado esa treta.
Así pude reconstruir todos los hechos, un conserje de medicina Sr Castillo, fue el encargado de llevar la prueba en su bicicleta hasta el local central de la UNT en el Jr. Almagro, al segundo piso, donde funcionaba el departamento de impresiones, con ventana a la calle, el encargado del mimeógrafo recibió la prueba y la empezó a procesar, salía hoja tras hojas, el equipo se atoraba, las hojas quedaban maltrechas y eran descartadas, esas hojas maltrechas, una de ellas era recogida subrepticiamente por el conserje, y las tiraba por la ventana hacia la calle, donde las esperaba un alumno que su apellido empieza y termina con A, con casi el 80% de la prueba en sus manos se dirigió este alumno a su casa, vivía atrás del Coliseo Gran Chimú en las Quintanas, junto a él habían alrededor de 10 estudiantes, pero como no podían resolver la prueba a pesar de los libros y la hora se acercaba(Faltaba menos de 1 hora), tuvieron que llamar a alumnos que les ayuden a resolverla, así contrataron a dos cuyos apellidos empiezan con B y otro con C y ellos la resolvieron, equivocándose en un respuesta que es la que todos marcaron y que llamó la atención de los profesores, el grupo de 12 personas salió de la casa y se dirigieron a la Facultad, ya en la facultad algunos consideraron pertinente pasarles algunas claves a sus amigos y así se extendió el plagio a casi todo el grupo.
Cuando ya habíamos terminado, me acerqué al Departamento de Medicina y les alcancé un informe escrito de los hechos, sin mencionar a ningún alumno, pese a la insistencia de los profesores por conocer dichos nombres, solicité las disculpas del caso al docente de quién había dudado (en esa época era contratado y lo tenían por la Esperanza), me abrazó y me dijo que como Líder daría mucho que hablar…bueno en eso se equivocó, ahora vivo casi olvidado, como dijo muy generosamente Oswaldo Gonzales, a quien le agradezco públicamente por sus hidalgas expresiones sobre mi persona.
Miguel Palacios Celi
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