Don flaco sexta parte
Siguen los encuentros con “Don Flaco”
“Cuando regresé donde el sacerdote, mi consejero espiritual con las dos cartas, el desgraciado de su secretario me dijo: “No, no te puede recibir, acaba de llegar y está muy ocupado” – “Es urgente, el mismo me ha dicho que venga hoy día a cualquier hora” le dije. “NO” me dijo. Me metí al zaguán, del zaguán me fui al patio, y me fui a la mampara, y toqué la mampara, “Bon, Bon, Bon” – “¿¡Quien es!? – “Monseñor soy yo” – “¿y porque no entras por la puerta?” – “Porque su secretario no me deja pasar” se fue me abrió la mampara y me hizo pasar. “¿Qué traes?” – “Las dos cartas”, y me dijo “Aquí está la mía” me queda mirando y me dice: “Voy a pecar, por tu culpa, y todavía doble culpa, porque te voy a enseñar a mentir y a pecar” siguió diciéndome: “¿Tu sabes que significa la palabra hijo espiritual? Quiere decir que tú eres ahijado. Estoy pecando y tu también, porque es una mentira, pero hay que salvar la situación”
Fui al Banco de Crédito, ya era hora de salida para ir a almorzar, llego al quinto piso, y una de las secretarias me dice: “¿Usted otra vez?” – “Si” – “¿Y trae las cartas?” – “Si”, entonces le comunica a su jefe que yo había llegado con las tres cartas un poco asustada y este le dice: “¿¡Cómo!?” Me hizo pasar, levanta las cartas y ve el sello del arzobispado, -“Muy buenas cartas, y muy buenas recomendaciones”- y abrió la carta en la que me calificaban como ahijado y me dijo: “¿¡Como no me dijo, que era ahijado de este señor!?” resulta que este señor era primo hermano del presidente del directorio, y accionista del Banco de Crédito.
Después de trabajar en el banco un año, me nombraron. Yo debía de haber pasado tres meses sin nombramiento, porque entraba con un sueldo muy alto debido a las cartas. En ese entonces el sueldo era trescientos soles, y yo entré con quinientos cincuenta, más cien soles, de bonificación. A los seis meses me dieron el puesto de registro de caja, y esa bonificación pasó a ser parte del sueldo, entonces pasé a ganar de sueldo 650 soles. De registro de caja, me pasaron a Canje, y fui uno de los primeros en el Perú que manejaba una maquina de IBM que metían en los bolsillos de cada Banco. Tu recibías una entrega de 50 cheques, y de cuatro cinco bancos, cambiar de bolsillo, y al final, el total de todos esos bolsillos te tenía que dar, el total general de la entrega, pero ya separados por bancos. Y cuando se atracaba un cheque, o no cuadraba, abrir por el costado y buscar en las cajitas. Eso fue en Canje, de allí me sacaron y me llevaron a contabilidad, y fui volante. Diez años trabaje en el Banco de Crédito”.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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