¿Qué es lo romántico?
Cierta parte de la juventud piensa que todas las profesiones se dividen en dos categorías: las de la primera son románticas, creadoras e independientes; las de la segunda son prosaicas y aburridas y en su mayoría consisten en el servicio a los demás. Los partidarios de esta clasificación consideran que a los representantes de las profesiones románticas les toca en la vida todo lo más interesante. Estos “felices” “quitan la nata” de la vida. Ellos intervienen en la escena, desarman heroicamente a los criminales y cazan a los espías. Y los que tienen profesiones prosaicas, de segunda categoría, hacen un trabajo ordinario. Afeitan y cortan el pelo en las peluquerías. Venden en las tiendas leche y queso. Trabajan de cerrajeros o de tejedoras.
De hecho la vida es otra. Las profesiones no se dividen en románticas o prosaicas. Son los propios hombres que se dividen en dos clases: en románticos y en no románticos. En todas las profesiones existen unos y otros.
He aquí unos ejemplos que demuestran este punto de vista.
En las finas manos del romántico una cosa más aburrida se convierte en un trabajo creador porque el romántico le pone toda su fantasía y habilidad. Y en las manos de un hombre prosaico lo más romántico pierde su brillo.
En Rusia todo el mundo conoce el nombre del héroe Victor Talalíjin que en el año terrible de 1941 realizó una hazaña sin igual. Pero no todos los lectores saben qué profesión tenía. Y su trabajo, a decir verdad, no era de ningún modo romántico, pues trabajó de carnicero. Pero, ¿quién podría afirmar que V. Talalíjin, piloto, que se decidió en la batalla aérea a un espolonazo valeroso, no era romántico innato?
Sabes que Y. A. Gagarin en su juventud estudió en la escuela técnica profesional y quería ser fundidor. Claro, que entonces no era todavía cosmonauta famoso, sino un muchacho no muy alto y delgadito con una sonrisa magnífica, y no se destacaba en nada. Su ingreso en la escuela profesional no era casual. Era una decisión consciente porque después de haber terminado la escuela ingresó en la escuela de peritaje de la misma especialidad. Y Yuri sería fundidor, y muy buen fundidor, según la referencia de la escuela, si no tuviera la pasión por el cielo. “¿Y qué?-va a decir uno-. Es que todas estas hazañas no son hazañas de la profesión de estos hombres”.
Claro que para hacerse cosmonauta no es obligatorio estudiar en la escuela técnica, y para hacerse héroe no es obligatorio ser cosmonauta Miles de hombres realizan sus hazañas cada día sin notarlas los que les rodean. A ellos no les filman, de ellos no escriben en los periódicos, no les muestran por televisión.
Pero son hombres a quienes confiamos.
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Autor: Kirill Filiberto Núñez Tellez
lo romantico es aquel sentimiento que se no se sabe definir,pero es lo mas lindo
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