La historia de IKEA: de un negocio de cerillas a una multinacional
En el mes de abril abrieron una gigantesca tienda en Jerez y el próximo mes harán lo propio en la ciudad de A Coruña, pero IKEA parece no conformarse únicamente con la apertura continua de nuevos centros sino que demuestra una apuesta firme por remodelar y ampliar la superficie de sus centros ya existentes, como el último ejemplo de la tienda IKEA en Badalona. La cadena sigue con la misma filosofía desde que abrió las puertas de su primer centro en 1948, y es por ello que no duda en invertir presupuesto en ampliar sus superficies comerciales para ofrecer nuevos productos de calidad a un precio interesante y facilitar la compra de los millones de visitantes que acuden diariamente a sus tiendas.
La mayoría ha escuchado en alguna ocasión hablar de la marca IKEA, que cuenta con cerca de 270 establecimientos repartidos por 25 países del mundo, pero es mucha gente la que desconoce los orígenes del encantador de hogares sueco.
La historia de IKEA comienza en 1926, año en el que nació su fundador, Ingvar Kamprad, que ya desde muy joven tenía el sueño de abrir un negocio propio. Ingvar comenzó su andadura como empresario con solo 7 años. Su primer negocio consistía en vender cerillas a sus vecinos de Elmtaryd, siendo un niño. A esta edad tan temprana, Kamprad se dio cuenta de que podía comprar cerillas al por mayor y a muy bajo coste en la ciudad de Estocolmo, para venderlas poco después al por menor y a precios asequibles, obteniendo un interesante beneficio.
Esta idea sería, a la postre, el eje central que conformaría la filosofía de IKEA, su gran compañía, que es vender distintas clases de productos a un precio asequible. Con 17 años, el joven inauguró su primera tienda IKEA, que incluía la venta de toda clase de artículos a precios bajos. En 1948, Ingvar convierte IKEA en una tienda de muebles, comenzando a utilizar el catálogo y las exposiciones como canales de comunicación para llegar al mayor número de personas posible. En 1956, ante la presión que ejercen sus competidores sobre los proveedores de muebles, IKEA se decanta por diseñar su propio mobiliario. Y ese mismo año se termina de perfilar la filosofía de la compañía, cuando uno de sus colaboradores quitaba las patas a una mesa para que cupiera en un coche y no se dañara al transportarla, lo cual supuso la aparición de los “paquetes planos” y el automontaje, matices distintivos de la marca.
A partir de ese momento, IKEA ha ido desarrollando su crecimiento, llegando a más de 590 millones de clientes en todo el mundo y diseñando más de 9.500 artículos para la decoración de la cocina, salón, baño y todas y cada una de las dependencias del hogar.






































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