El amor: reglas para expresarlo
El amor es belleza, armonía, fe, tolerancia, ternura y placer. Y no perdamos el tiempo buscando definiciones porque el amor, como la felicidad, no es para definirlo sino para sentirlo, disfrutarlo…vivirlo.
Pablo, el apóstol del amor, en su carta a los romanos ofrece un profundo estudio acerca de las características del amor entre los seres humanos y, prácticamente, no deja tema sin tratar acerca del más noble de los sentimientos. Revisemos algunos de las reflexiones del más importante escritor del Nuevo testamento:
1. El amor debe ser sincero. Entiéndase, franco, sin agendas ocultas, sin falsedades. En el verdadero amor no cabe la mentira ni la traición. Tampoco la hipocresía.
2. Aborrecer el mal y aferrarse al bien: la sugerencia del ex soldado de Tarso nos señala dos obligaciones. Por un lado el distanciarse del mal y de todo lo que ésta palabra signifique y, por la otra, aferrarse al bien. Los dos verbos usados, aborrecer y aferrarse, son contundentes. Según el diccionario de la Real academia aborrecer es tener aversión a alguien o algo y aversión es rechazo o repugnancia frente a alguien o algo. En resumidas cuentas el mal debe repugnarnos y por eso es necesario rechazarlo. Por otro lado aferrar (siempre según el diccionario de la Real academia) es agarrar o asir fuertemente. Respecto al bien se nos indica entonces que lo practiquemos con fuerza y valentía.
3. Amar con amor fraternal. Es decir, un amor propio de hermanos. Y de este tipo de relación nacen dos compromisos: respeto y honra mutua. El respeto debe darse y recibirse. Y la obligación de honrar al otro será recompensada con la honra que recibiremos. Todo se ajusta pues a la medida de la más estricta reciprocidad.
4. Nunca dejar de ser diligentes y servir a Dios con el fervor que da el Espíritu. Es una invitación a ser Cuidadosos, activos, prontos y prestos a actuar, todo esto en beneficio de nuestros semejantes y de Dios, a quien se reconoce como ser supremo digno de toda obediencia.
5. Mostrara alegría en la esperanza, paciencia y perseverancia. La alegría debe ser nuestra compañera inseparable en la esperanza; la paciencia en las épocas duras y transformadoras del sufrimiento y la perseverancia en la cercanía íntima, sagrada y verídica que encontramos en los momentos de oración.
6. Ayudar a los necesitados y practicar la hospitalidad. Está claro que la actitud pasiva no es recomendable en el amor. Por eso Pablo nos llama a actuar y nos dice como: prestándole ayuda a quien la necesita y brindándole hospitalidad a los hermanos.
De esta manera cumpliremos con un deber social pero también cumpliremos con un mandato superior. Bendecir, bendecir y bendecir. ¿A quién? ¿A nuestros hijos y familiares? ¿A nuestros amigos? Pues sí, pero debemos ir un poco más allá porque el apóstol nos pide, para ser más precisos, bendecir a quienes nos persiguen.
El asunto parece un poco difícil en un mundo tan convulsionado, en que la venganza es normal y existen argumentos para justificarla. Pero la lección bíblica es clara: el perseguido debe bendecir a su perseguidor.
Y si quedaran dudas se nos repite más adelante: “bendigan y no maldigan”. En otras palabras: podemos atraer el bien o el mal. Sobre nosotros y sobre los demás. Pero no tenemos opción. Como hijos de Dios estamos obligados a excluir de nuestro léxico las maldiciones y convertirnos en jardineros juiciosos dedicados a sembrar semillas de bendición. Amar a los demás no es, pues, una obra de caridad. Es el cumplimiento de una orden del Jefe Supremo. Y una forma de volvernos más humanos.
POR: ALEJANDRO RUTTO MARTÍNEZ
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com. Lea sus escritos en MAICAO AL DÍA, página en la cual usted encontrará escritos, crónicas y piezas hermosas de la literatura colombiana.
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