El pez de Pepe

Nunca pensé que escribiría un carta a un obispo y menos a un obispo “emérito”, pues aunque esa palabra me hace recordar “los méritos que uno ha de hacer para…”, no se si esa palabra viene a cuento con el cargo que ostenta.

Quisiera no sacar las palabras del obispo fuera de contesto, pero cuando uno dice que siente dolor, generalmente es por la muerte de una persona o por la desgracia de una familia y no porque el clima para el diálogo ha cambiado, aunque ya se sabe, el cambio climático (el cambio del clima) dicen que comportará los mayores desastres del planeta sino no lo paramos, es decir, infundir el miedo, parece que aun sirve para dar mayor relieve e importancia a una hipótesis de trabajo.

Pero volviendo al clima propicio para dialogar con unos asesinos, que yo recuerde, en el primer asesinato que se nos cuenta en la Biblia, ¡¡¡hubo represión!!!. Aunque es cierto que también hubo dialogo, pero a pesar del diálogo, al asesino de su hermano se le puso un estigma (una señal), y ciertamente que no se le mato, pero se le condeno y se le arrojo de la tierra cultivable. Saque usted mi querido obispo la enseñanzas de esa lecturas, quizás yo, tan solo soy un pecador, que no sabe comprender lo que da a entender ese escrito y eso que tengo más de 15 años.

Por sus otros comentarios, parece dar a entender que la utilización de “vías represivas” no son las adecuadas, es decir, la aplicación de las leyes no propician la desaparición de los asesinos… Quizás entiende más al conjunto de sus feligreses y no feligreses, y quizás, en una cosa tenga razón y es cuando habla ciertas exigencias políticas, que dificultan que, desaparezcan algunas argumentos que hábilmente son utilizados por ciertos grupos excluidos “ahora si, ahora no” en el conflicto y que sirven para alimentar también a los asesinos.

Pero para que todos nos entendamos, estamos hablando de una región de España que por ciertas circunstancia acaecidas en los últimos casi cuarenta años, la aplicación de nuestro reciente intento de ser demócratas, supone una alteración del equilibrio social y económico que sobrepasa casi todos los limites de solidaridad entre españoles y no estoy pensando en el concierto económico de esa región.

Como ejemplo podríamos citar tres puntos:

1º No se puede estar dando dinero público a las familias de los asesinos, mientras existan carencias aun mayores en las familias de las victimas.

2º No se puede estar dando dinero público ni poner a disposición ciertos edificios públicos para promocionar actos donde sean ensalzados algunos asesinos, mientras las victimas y sus familiares no hayan sido ensalzados y tengan no tan solo un reconocimiento sino una ayuda y soporte, aun recuerdo aquella frase que decía algo parecido a: “algo habrá hecho”.

3º No se puede dejar a disposición de ciertos grupos, la información que precisan los asesinos para cometer sus crímenes o para que éstos, puedan dirigir sus coacciones, chantajes y amenazas...

Quizás por ello, algunos ven clara la ilegalización de ciertos grupos, y dicen que tiene razón de existir (la ilegalización) mientras no se encuentre la manera o forma de poder evitar la utilización incorrecta del dinero público, y además que pueda ponerse a salvo la información que disponen los diferentes organismos públicos que pudiera facilitar más asesinatos o mayores distorsiones a algunos españoles. Quizás por ello, se habla de “un mal menor” cuando estamos ilegalizando ciertos grupos, en ese intento de implantar una democracia en la que algunos aun creen. Y aun así y todo, hay grupos que sin estar en el dilema de “ahora si ahora no” dejan mucho que desear al ver como utilizan los dineros públicos y de cómo los reparten entre sus simpatizantes, pero eso ya es mucho más difícil de enmendar.

Quizás difiero de usted en lo que significa ser cristiano, pues para mi ser cristiano no es tan sólo dialogar, sino también ser justo y ante un asesinato hacer que se cumpla la pena, y como usted sabe, “aquí”, “hoy” y “ahora”, hacer desaparecer a los asesinos, no es matarlos, sino encerrarlos y quizás con suerte ver como cumplen la condena y como hacen esfuerzos para resarcir a sus victimas. Aunque como cristianos les hayamos perdonado.