“…casi nadie se detiene a escuchar a su propio cuerpo.”

En momentos que nos sentimos agobiados por problemas, responsabilidades que debemos y tenemos que cumplir, generando así presiones a nuestro ser personal. Y no basta con uno mismo, sino que por contagio también trasmitimos a los que están en nuestro entorno, sea compañeros de trabajo, amigos, hasta incluso la misma familia. Y de esa forma corremos el riesgo de llevar, cosa que la mayoría hace; los problemas del trabajo a nuestro seno familiar.

Lograr detenerse ante esta vorágine de situación, se transforma en tema de encontrase desde un punto de vista donde no damos cuenta, casi inconciente a nuestro padecer.

La mente supera y abarca nuestro ser, dejando de lado todo lo demás que nos compone como unidad y que hace que funcione armoniosamente. No sucede que este parate de ignorancia se produce ante el colapso repentino. Nos duele la cabeza, los ojos, un brazo, tenemos problemas al orinar, al caminar. El pensamiento va tan rápido que no podemos terminar la frase de dicho pensamiento. Nos sentimos afligidos, deprimidos, cansados, estresados, y hasta desganados.

Es ahí donde tratamos de localizar el problema, sin dar cuenta que nosotros mismo generamos ese problema, pero que no queremos reconocer. Siendo más fácil decir que “….algo pasó que me causo el problema…” a decir “…algo hice yo que ahora tengo este problema…”.

En cuestión de cuestionar lo sano seria cuestionarse sobre su vida, su ser en lo físico, mental y espiritual.

Armonizar cuerpo, mente, espíritu

Hay formas diversas de ir solucionando distintos problemas. Cuando nos duele una pierna, algún músculo, nos dirigimos al traumatólogo, y este nos deriva al kinesiólogo. Y a la vez este derive a otro porque no encontrase nada a la dolencia, y como otra alternativa decir que fuéramos a otro especialista, e incluso recomendarnos ir a un psicólogo entrando así en el ámbito psíquico.

De esta manera vemos nuestro cuerpo en forma fragmentada. Y pensamos que esta solución a esta parte fragmentada termina con el problema en cuestión.

Por otro hay otro tipo de medicinas que toman el cuerpo como un sistema de relación que se comunica de una punta a la otra, siendo que una dolencia ubicada en cierta parte del cuerpo concluye que su origen radica en otra zona. Como ejemplo claro podría nombrarse los meridianos de la medicina china. Que por cierto data de unos 5.000 años de antigüedad.

Habiendo muchas otras alternativas de medicinas, terapias y otros; resta importancia que tipo de elección de medicina, terapias u otros elegimos, si no sabemos escuchar a su propio cuerpo. Es él el que nos va a indicar que es lo que puede llegar a estar mal. Y lo importante seria que a su anuncio comprendamos, o sea, nos escuchemos lo que esta sucediendo.

El masaje como alternativa curativa

El masaje es una de las opciones para empezar a encontrase con esas señales que el cuerpo nos da. Estas señales pueden empezar con dolores musculares, dolor de cabeza, cansancio, el comúnmente llamado estrés laboral, etc.

Al ser una forma de contacto manual, un modo de comunicarse sin palabras, hace interacción entre el mundo exterior y el cuerpo, proporcionando al paciente un estado de relajación sensibilizando diferentes partes del cuerpo que antes tenía relegadas.

No solo siendo el masaje en forma aislada, sino que en su conjunto con detalles que acompañan. El lugar debe ser agradable visualmente. La música debe condecir auditivamente para el tipo de masaje a realizar. El lugar donde debe ingresar el paciente tiene que lograr una desconexión del afuera, que es lo que provoca su malestar. Todo tiene que ser cómodo; la camilla, el espacio a utilizar. Debe sentirse seducido por aromas adecuados y lo más importante, debe ser respetado en su ser.

El Reiki como armonización del cuerpo

Muchas personas escuchan la palabra Reiki, ya establecido en el común de la gente, pero carecen del conocimiento de saber qué es y qué es lo que se hace en una sesión de Reiki.

Cuando preguntan como respuesta solo se refieren a la imposición de manos, transmisión de energía vital universal. O preguntan si realmente es un sistema de sanación y cura. Pero lo que no dan cuenta es que el Reiki no compete solamente al reikista, sino que involucra directamente el paciente, y este debe ser conciente y desear lograr algún cambio.

Por eso no omito al reikista, este debe estar practico en su tarea.

En definitiva, ambos deben estar convencidos que por medio del Reiki se pueden lograr cambios.

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