Apocalipsis y Genoma del Universo
El Libro de la Revelación anuncia un nuevo Cielo y una nueva Tierra
En el decir de Cicerón (106-43 a.C.), las Profecías son de interés universal: "No hay pueblo, por más refinado y culto que sea, que no crea en el don que tienen ciertas personas para prever el futuro”.
Por lo tanto, se trata de un tema que no pierde vigencia, a pesar de las diversiones de algunos.
Mucha gente todavía piensa que el Apocalipsis señala el límite de la vida planetaria. Es un error.
El Génesis mosaico, primer libro de la Biblia, relata, en forma cifrada, el surgimiento de la Tierra. En cuanto al Cosmos, tal vez de distinta forma, siempre existió, incluso antes del Big-Bang, del ilustre George Gamow (1904-1968). O, entonces, ¿qué había anteriormente? (¿Qué tal investigar sobre el genoma*¹ del Universo?) Recurramos, ahora, al Libro de la Revelación, y comprobaremos que no anuncia el fin de la existencia humana; al contrario, el texto termina con una bendición:
La gracia de Nuestro Señor Jesús Cristo sea con todos vosotros para todo, siempre. Amén (Apocalipsis, 22: 21).
Incluso en el capítulo 21 encontramos la nueva Jerusalén, el nuevo Cielo, la nueva Tierra, después de una modificación jamás vista, provocada por la propia Humanidad, como he aclarado exhaustivamente. No se trata de un castigo de Dios; sino de la cosecha obligatoria de una siembra que fue libre.
Actos humanos y consecuencias
Cuando digo que no debemos tener miedo del Apocalipsis no estoy afirmando que aquello que hombres y pueblos sembraron no tendrá sus resultados trágicos o benéficos. ¿Quieren un ejemplo emblemático? ¡Lo que estamos haciendo con la Naturaleza! Todo eso acarreará una grave consecuencia, lo que, además, ya está sucediendo... Sólo no ve quien no quiere... Sin embargo, la conciencia ecológica se está expandiendo en el mundo. Y eso es bueno. No podemos hacer fuego en nuestra morada colectiva. Ni hacer de ella una casucha. ¿Cuál es esa casa, criaturas?*² ¡La Tierra!
El aviso de científicos
¿Recuerdan el aviso de distintos científicos (si no me equivoco en 1983, uno de los años más calurosos de la Historia) sobre el “efecto invernadero”, a medio plazo, luego desmentido por otros, que, supuestamente, estarían atendiendo a intereses económicos de poderosos que no quieren disminuir sus lucros? Estos otros se olvidan de que esta vez podemos perder la propia casa, la Tierra. Hoy los hechos tienen repercusión global, esto es, inmediata. Sin embargo, parece que algunos insisten en cerrar los ojos a tan nefastos resultados. Por eso, prefiero quedarme con la conclusión de los primeros estudiosos citados, incluso porque los cambios desagradables ya se encuentran en pleno curso, causando considerable estrago, a no ser que haya una enérgica y dinámica providencia de los gobiernos, forzada por sus ciudadanos, que finalmente están poniéndose de acuerdo...
¿Temer al Apocalipsis?
La Ley de Causa y Efecto está siempre presente, para dar a cada uno de acuerdo con sus propias acciones. No siempre la vemos actuar de inmediato, porque su acción es natural, orgánica. Por eso, raras veces logramos percibir su mecánica. A la hora exacta, según el Reloj de Dios, todos recogemos aquello que sembramos. Por lo tanto, no es con el Apocalipsis que nos debemos prevenir; al contrario, porque, para los que lo leen sin ideas preconcebidas, es un bello recado divino que tiene dos mil años. El terror son los actos humanos desvariados, individuales o colectivos.
Actos humanos y consecuencias
Cuando digo que no debemos tener miedo del Apocalipsis no estoy afirmando que aquello que hombres y pueblos sembraron no tendrá sus resultados trágicos o benéficos. ¿Quieren un ejemplo emblemático? ¡Lo que estamos haciendo con la Naturaleza! Todo eso acarreará una grave consecuencia, lo que, además, ya está sucediendo... Sólo no ve quien no quiere... Sin embargo, la conciencia ecológica se está expandiendo en el mundo. Y eso es bueno. No podemos hacer fuego en nuestra morada colectiva. Ni hacer de ella una casucha. ¿Cuál es esa casa, criaturas?*² ¡La Tierra!
El aviso de científicos
¿Recuerdan el aviso de distintos científicos (si no me equivoco en 1983, uno de los años más calurosos de la Historia) sobre el “efecto invernadero”, a medio plazo, luego desmentido por otros, que, supuestamente, estarían atendiendo a intereses económicos de poderosos que no quieren disminuir sus lucros? Estos otros se olvidan de que esta vez podemos perder la propia casa, la Tierra. Hoy los hechos tienen repercusión global, esto es, inmediata. Sin embargo, parece que algunos insisten en cerrar los ojos a tan nefastos resultados. Por eso, prefiero quedarme con la conclusión de los primeros estudiosos citados, incluso porque los cambios desagradables ya se encuentran en pleno curso, causando considerable estrago, a no ser que haya una enérgica y dinámica providencia de los gobiernos, forzada por sus ciudadanos, que finalmente están poniéndose de acuerdo...
Ese despertar también forma parte de las profecías. Observemos la ilustrativa palabra del Apóstol Pablo, en su Epístola a los Romanos, 13:11 y 12:
Y digo esto a ustedes, que conocen el tiempo, que ya es hora de que se despierten del sueño; porque nuestra salvación está ahora más cerca de lo que creemos. Va alta la noche y viene llegando el día. Dejemos, pues, las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.
Es urgente demostrar que profecía no es sinónimo de flagelo, sino la exposición de las correlaciones entre causa y efecto. Es la suma de aquello que realizamos antes, bueno o malo. Es necesario que aprendamos esto para hacer de las profecías un elemento para nuestro progreso consciente, que nos transformemos, en pleno juicio, en agentes de nuestro futuro. No es en vano este comentario del escritor francés Joubert (1754-1824): "Cuando de un error nuestro surge una infelicidad, injuriamos al destino”.
¿Temer al Apocalipsis?
La Ley de Causa y Efecto está siempre presente, para dar a cada uno de acuerdo con sus propias acciones. No siempre la vemos actuar de inmediato, porque su acción es natural, orgánica. Por eso, raras veces logramos percibir su mecánica. A la hora exacta, según el Reloj de Dios, todos recogemos aquello que sembramos. Por lo tanto, no es con el Apocalipsis que nos debemos prevenir; al contrario, porque, para los que lo leen sin ideas preconcebidas, es un bello recado divino que tiene dos mil años. El terror son los actos humanos desvariados, individuales o colectivos.
*¹Genoma — Organización genética total de un Ser.
*²Criaturas — Las prédicas de Paiva Netto son siempre prestigiadas por un sorprendente número de criaturas y jóvenes interesados en conocer bien las enseñanzas que vienen de Dios. El autor de este artículo los trata con mucho respeto y dignidad. Acostumbra afirmar que "los niños no son un objeto de consumo".
José de Paiva Netto Presidente de la Legión de la Buena Voluntad.
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