El camino del entrenador
Hay ex-futbolistas con un gran historial deportivo y un determinado número de ellos cuando se retiran quieren continuar su carrera futbolística como entrenadores, hasta aquí todo correcto. Lo que no me parece ya tan lógico es que esos antiguos futbolistas por muy buenos que hayan sido, por muchos títulos que hayan ganado o por muchos partidos internacionales que hayan jugado, quieran convertirse de la noche a la mañana en entrenadores de elite.
Aunque está claro que toda la experiencia acumulada en el terreno juego en sus muchos años de práctica profesional les va a servir en el futuro para su labor en los banquillos, pero todo a su debido tiempo. Puede que como jugador hayas sido un auténtico crack, que hayas estado en lo más alto del peldaño, pero cuando lo dejas y pasas a ser entrenador tu status ya es diferente, así que hay que ir bajando escalones y ponerse a la cola. Esto deberían de saberlo algunos ex-futbolistas de prestigio que todavía no han sabido aceptar su nueva situación.
Ser entrenador es otra cosa muy distinta a ser jugador y solo con la experiencia de haber sido futbolista no vale. Hay que estudiar, hay que prepararse, hay que saber manejar todos los hilos de una profesión muy difícil en la que el entrenador como director de un grupo humano ha de saber desenvolverse en situaciones muy comprometidas, tanto a nivel humano como deportivo.
No basta con saber de fútbol, el aprendizaje y el perfeccionamiento son muy amplios y abarcan muchas materias en las que el técnico tiene demostrar unos conocimientos imprescindibles para el ejercicio de su profesión, y eso no quiere decir que el nivel de preparación asegure el éxito ni mucho menos, ya sabemos que la pelota es caprichosa, pero indudablemente el entrenador preparado y con buen almacén de conocimientos siempre tendrá más probabilidades de triunfar.
Me hace gracia escuchar a algún futbolista (evitemos nombres) recientemente retirado decir que ya se encuentra perfectamente capacitado para entrenar en primera división, sin ni tan siquiera haber entrenado ni a un equipo de alevines. ¡Más humildad, por favor! y más respeto para otros entrenadores que no tienen nombre, pero si muchos años de oficio y experiencia en los banquillos y que llevan mucho tiempo esperando su oportunidad.
Paco Arias.
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