La reforma acuifera
Llevamos hablando décadas de reforma agraria en Latinoamérica y hemos descuidado el tema más importante del sector rural: ¡El Agua! Sí, como dijo un exdirector nacional del Incora: ¡Agricultura se escribe con agua! Es hora ya de actuar, pues Latinoamérica, no obstante contar tan sólo con el 8% de la población mundial, el 23% de la tierra potencialmente arable del mundo, el 12% de la tierra cultivada, el 46% de los bosques tropicales y el 31% del agua dulce, tiene ya severos problemas de dotación de aguas potables y de riego. Según cálculos de expertos, para el año 2.000 en Latinoamérica, más o menos unos 45 millones de campesinos no tendrán agua potable y unos 79 millones no tendrán infraestructura de saneamiento de sus aguas. ¡Ni para qué hablar de infraestructura de riego!
Es el momento justo para iniciar a hablar de la "REFORMA ACUIFERA".
Se hace urgente la priorización, por parte del Estado, de las inversiones y subsidios a los proyectos de agua potable y riego para nuestro sector rural, como también de un decidido incentivo al sector privado, haciendo viable su participación en proyectos de esta naturaleza. En el caso colombiano se tienen ya algunos instrumentos como los subsidios administrados por el Inat y el famoso Incentivo a la Capitalización Rural, aunque todos sabemos las enormes limitaciones y los muchos aspectos negativos de ambos, tales como sus altos costos de transacción, la prolongada demora en sus procedimientos y los escasos recursos presupuestales apropiados para ellos. Debemos ser ingeniosos en la confección de políticas como las concesiones para realizar grandes distritos de riego y la creación de incentivos fuertes a aquellos miembros del sector privado que inviertan en agua para el campo, acompañado todo lo anterior con un tratamiento especial de crédito barato para ese tipo de inversiones. Por supuesto todo lo anterior sobre la base de forjar una nueva cultura del manejo del agua, basada en la formación y capacitación permanente de nuestros campesinos sobre el tema. Pero nada de lo anterior tendría siquiera mínima importancia sin políticas claras orientadas a la conservación del medio ambiente, la reforestación y la producción natural de agua, para lo cual en nuestro país existen también algunos instrumentos incipientes, desconocidos y de muy corto cubrimiento como los incentivos a la conservación de bosques y el incentivo forestal. Para no mencionar las medidas represivas que en algo ayudan.
El esfuerzo, pues, debe ser de grandes proporciones, debe representar muchos miles de millones de dólares en latinoamérica y debe pasar por una reglamentación clara para ¡desconcentrar la propiedad sobre el agua! Debemos arrancar ahora pues para el próximo siglo el tema de la reforma agraria pasará a un segundo plano, ante la inminente necesidad de una bien llamada REFORMA ACUIFERA.
Carlos Mauricio Iriarte Barrios http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com
Registro automático