¿Grabar la tierra?
No nos aterremos con la fórmula, pues si la hubiéramos practicado hace mucho tiempo habríamos superado inmensos conflictos sociales y nos habríamos iniciado en el desarrollo! Tampoco me tilden de izquierdoso o de marxista: la tal fórmula no es mía. Sólo intento dibujar un esquema de las teorías ya planteadas por dignos representantes del sistema de mercado capitalista como HERNAN ECHAVARRIA OLOZAGA (¡quien afirma de la misma forma que la tal fórmula tampoco es de él!) y de economistas liberales de la talla de J.M. KEYNES. También se puede leer esta misma receta en los discursos y escritos del doctor ALFONSO LOPEZ MICHELSEN, pero en la época del Movimiento Revolucionario Liberal.
Lo cierto es que hemos encontrado un factor que induce a desigualdades, que tranca la reforma agraria y que frena cualquier política social de desarrollo del sector: los gravámenes, impuestos, tasas y contribuciones tan bajos para el gran latifundio y la tierra improductiva. Para nadie es un secreto que los impuestos prediales sobre los inmuebles rurales reflejan un desequilibrio importante entre los grandes tenedores de la tierra que pagan el tributo sobre el valor del avalúo catastral (que en los mejores casos ronda el 50% del valor real) y, por ejemplo, los compradores de fincas por el mecanismo de la negociación voluntaria de predios subsidiada por la Ley 160 de 1994 y todas las demás leyes de reforma agraria de aquí para atrás, quienes empiezan a pagar el tributo sobre el valor comercial real establecido en el avalúo comercial o en el proyecto productivo. ¿Cómo explicar esta contradicción entre el precio de la tierra para pagarle impuestos al Estado y el valor comercial de ella? Indalecio Liévano, en un ensayo sobre López Michelsen contestó parcialmente el interrogante: "la tierra se halla sobrevalorada porque una de las causas principales de su reparto desigual ha sido el constante deseo de utilizarla como medio para evadir los cargos impositivos y como alcancía para acrecentar las fortunas particulares, por la valorización que originan el tiempo y las inflaciones monetarias". Lo único ausente en estos argumentos es la explicación de las razones del Estado para permitir, sabiéndolo todo, esa situación tan ventajosa para los propietarios de tierras ociosas y latifundios. Bueno, de todos modos esa la sabemos: nuestro Estado está manejado por esos mismos propietarios. En nuestro poder legislativo ellos están muy bien representados. Nuestra sociedad aun tiene mucho de feudalista. Pero esto está cambiando y debe cambiar en el futuro mucho más. Son estas las razones para proponer gravar con una buena carga impositiva la tierra improductiva y el gran latifundio. Si así lo hacemos veremos pronto como la iniciativa del propietario se acrecentará, la productividad de la tierra comenzará a ser mejor y se aumentará la oferta de tierras buenas e inexplotadas con fines de reforma agraria.
Carlos Mauricio Iriarte Barrios http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com
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