Fuego a plumas
Las amenazas proferidas, recientemente, contra el periodista y escritor Plinio Apuleyo Mendoza no pueden pasar desapercibidas, pues constituyen una afrenta o, más que eso, un crimen horrendo cuya víctima estoda la democracia. Ya sabemos que la orientación filosófica de Plinio Apuleyo es de derecha pura y sus planteamientos, los cuales no compartimos en su gran mayoría, son producto de su visión neoliberal a ultranza. Él es polémico, radical, presumido, con un ego similar al de los bonaerenses argentinos y erudito fastidioso, pero también es una figura brillante, un escritor de estilo, un pensador infatigable y un buen crítico. Su única arma ha sido la palabra escrita y hablada. Las únicas trincheras que conoce son sus columnas periodísticas. En su vida sólo ha disparado opiniones e ideas. Plinio Apuleyo Mendoza es como debieran ser todas las personas: frentero, sincero, convencido de lo que dice. A él se le admira o se le odia, pero en todo caso se le respeta.
Aun los que estamos en la orilla totalemente contraria a sus convicciones lo vemos como un maestro. Por todo esto no podemos menos que gritar nuestra absoluta solidaridad para con el escritor amenazado. Elevamos plegarias a Dios para que lo proteja y rechazamos, energicamente, la aberrante amenaza. Plinio no debe terminar, como ALFREDO MOLANO, exiliado en cualquier país lejano para poder ejercer ese santo oficio de la civilización que es el de opinar. Mucho menos, debe correr, siquiera, el riesgo de repetir la nefasta historia de GUILLERMO CANO, NELSON OSORIO, AMPARO JIMENEZ, GERARDO BEDOYA, NELSON CARVAJAL (nuestro paisano de Pitalito), HENRY ROJAS, JAIRO ELIAS MARQUEZ, OSCAR GARCIA CALDERON, DIDIER ARISTIZABAL, JORGE ABEL SALAZAR, BERNABE CORTES, VICTOR RAMOS y tantísimos otros de los cuales, lo decimos con vergüenza, ya nisiquiera recordamos los nombres. No. Las fuerzas extremistas de nuestro país deben parar, hacer un alto en el camino, retomar la senda de la esperanza y la sensatez. Esta es una Nación en donde, verdaderamente, cabemos todos. Una Patria que podemos construir con tolerancia y solidaridad. Tenemos un futuro inmenso, tanto que somos sólo futuro al contrario de lo que sucede con Europa, Africa y Asia cuyo portento está en el pasado. Somos todos hermanos en ideales y añoranzas. Respetar la opinión de los demás es necesario para confeccionar nuestro mañana. Tolerar la crítica mordaz o agria de algunos columnistas o periodistas, aprendiendo de sus comentarios y aprovechando sus enseñanzas, es condición para hacer una verdadera revolución o un buen gobierno. Tratar a un columnista de "sicario moral", en una malévola acción premeditada, justo al día siguiente del asesinato de Gustavo Penagos, como lo hizo hace poco nuestro Alcalde Escandón, por la simple razón de haber hecho una crítica ácida, es una conducta muy parecida a la amenaza de muerte.
Afortunadamente nuestras plumas, aunque altamente combustibles, no temen al fuego. Sólo lo evitan. Es un deber de nuestra sociedad rodearlas, animarlas, apoyarlas, darles una voz de aliento y respaldo, unirse a ellas en el silencio de la lectura, rechazando con paz y con sosiego todas las agresiones contra el derecho a disentir o a fijar posiciones. Porque no se trata sólo de Plinio o Carlitos o Sutanito. Nisiquiera se trata de nuestra Prensa. ¡Se trata de nuestra libertad!
Carlos Mauricio Iriarte Barrios http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com
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