La intimidad del ser
El ADN (ácido desoxirribonucleico) está formado de moléculas de azúcar unidas a fosfato y bases nitrogenadas. Existen 4 bases nitrogenadas en el ADN: A (adenina); G (guanosina); T (timina) y C (citosina). Los genes corresponden a segmentos de esta molécula de ADN con una función particular y caracterizados por una secuencia específica de estas 4 letras bases nitrogenadas. Generalmente, un gen corresponde a una secuencia que determina una función específica, como por ejemplo, la formación de una proteína que cumpla un rol exacto en las complejas vías metabólicas que presentan las diferentes células de nuestro organismo. En los seres humanos, todo el ADN está empaquetado en 46 moléculas separadas llamadas cromosomas, compuesto cada uno por una molécula de ADN. En los 22 pares de cromosomas autosómicos humanos y en el par sexual X e Y, existen aproximadamente 100.000 genes. Ello constituye el genoma humano. De esta forma, el ADN es la molécula que contiene toda la informacion para la vida. Se puede pensar en ella como un manual de navegación sobre la vida. Un mapa detallado de la existencia misma. Una muestra de la intimidad del ser. Esta es la razón para que, durante mucho tiempo, los científicos hayan pensado que "el Santo Grial" del entendimiento de la vida humana reside en comprender la secuencia completa del ADN (alrededor de 1 billón de bases nitrogenadas). De eso se trata el llamado "Proyecto del Genoma Humano" o PROYECTO HUGO, financiado, primordialmente, por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos y que estará terminado, dicen muchos científicos, entre el 2005 y el 2008. En ese entonces el hombre empezará a utilizar tan formidable información con muchos fines, incluyendo varios considerados hoy inmorales o antiéticos. Se acabará el problema de los transplantes de órganos, pues se podrán "cultivar" corazones, riñones, corneas, intestinos, genitales y todos los demás, a partir de los enfermos pero sin la enfermedad, con el fin de implantarlos en el mismo humano y todo sin el problema del rechazo. Identificados, en forma individual, los genes asociados con un gran número de enfermedades, podremos hacer nacer hombres más sanos. Se acabarán, para siempre, las enfermedades hereditarias. Los investigadores que determinan los elementos biológicos subyacentes de la organización del genoma y regulación de los genes comenzarán a entender como se desarrollan los seres humanos desde el cigoto hasta el adulto, por qué este proceso a veces se desvía y qué cambios tienen lugar en el crecimiento de la persona. En fin, a partir de ese momento se partirá la historia de la humanidad, pero podrá ser, también, para mal. Ya se habla de "crear" seres humanos destinados exclusivamente para la guerra o para que sirvan de conejillos de indias en múltiples investigaciones científicas. Desde ahora teme el hombre que ese conocimiento se utilice para revivir teorías sobre la raza perfecta. Pero más aterradora aun es la idea de mezclar genes de otros animales o del reino vegetal con los humanos, con lo cual se rompería el concepto de especies, de géneros y de reinos actuales. Veremos entonces hombres con la fuerza de un buey, con la vista de un lince o un halcón, con la velocidad de una gacela, con el sentido de orientación de una paloma, con el olfato de un perro, con la resistencia a la sequía de un cardo, etc, etc. ¿No es tan grave? ¡Sólo imagine a una serpiente que piense y verá lo tremendo del asunto! Y todo eso en la próxima década.
Carlos Mauricio Iriarte Barrios http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com
Registro automático