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La Biblioteca Británica adquiere cartas de Ted Hughes y Sylvia Plath

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La Biblioteca Británica ha adquirido una importante colección de cartas remitidas por el famoso matrimonio de poetas Ted Hughes (1930-1998) y Sylvia Plath (1932-1963) a Olwyn Hughes, hermana del primero. El archivo de Olwyn Hughes, como se conoce, contiene 41 cartas y algunos documentos literarios, incluidos poemas tempranos y borradores en prosa, demás de material inédito, anunció hoy la institución. Entre este último material figura un borrador manuscrito fragmentario de una obra sin título de Hughes y algunos poemas suyos también inéditos que se cree que datan de finales de los años 50 y comienzos de los 60 del siglo pasado. Las cartas, que datan de los años 1954 a 1964, arrojan nueva luz sobre diferentes aspectos de la vida de Hughes, los primeros años de su carrera de poeta, la vida junto a Plath, y sus opiniones sobre otros escritores contemporáneos. Hughes vivió de 1957 a 1959 en Estados Unidos y en sus cartas compara su vida en Massachusetts (noreste del país) con la de la Inglaterra posterior a la Segunda Guerra Mundial que había dejado atrás. En una de las cartas se queja de que en EEUU "te meten el lujo por la garganta -un lujo producido en masa- y te hacen sentir que mejor estarías revolcándote en el barro y comiendo eso". Sus cartas también ilustran su evolución poética y proporcionan información sobre la publicación de su primera colección de poemas "Hawk in the Rain" (1957), y el tiempo pasado en Yaddo (estado de Nueva York), donde, según él, la vida era "perfecta". Hughes y Plath, ambos apasionados del teatro, eran capaces de descubrir nuevos talentos y, así, en 1960 Hughes escribe a su hermana de Harold Pinter, el futuro premio Nobel de Literatura, que acababa de emerger como dramaturgo tras el estreno en Londres de su obra "The caretaker". Las cartas también hablan de la vida familiar. En la mayor parte de los casos, Sylvia Path utiliza el reverso del papel para añadir sus propias noticias u observaciones. Según Helen Broderick, responsable de la sección de manuscritos literarios modernos de la Biblioteca Británica, son "particularmente fascinantes" las opiniones de Hughes sobre EEUU, y el archivo, por el que han pagado unos 35.400 euros, complementa otras colecciones de Hughes que se guardan ya en la institución. Es muy importante conocer la vida de cualquier artista; pues de alguna manera esta, casi siempre, influencia su obra. Sin embargo, lo que conocemos a través de una biografía, a veces no es suficiente.Edward James Hughes, como escritor es alabado por todos; no obstante, como persona, es aclamado por unos y criticado por otros. La personalidad de Hughes es muy compleja, y esto se puede ver en la diversidad y dificultad de sus obras. Es cierto que Ted Hughes era un enigma para muchos que le conocían; era una persona llena de contradicciones y rodeado de un halo siniestro que Hughes acentuaba con su silencio y soledad. Este apartado esta dedicado a presentar aspectos más personales del autor, tanto positivos como negativos, que solo aquellos que confraternizaron con él conocen. Estos datos serán de gran ayuda a la hora de conocerle mejor y entender así sus obras, en este caso Crow: Fron the Life and Songs (1970) - uno de los trabajos más difíciles de Ted Hughes -. En un articulo publicado en el Sunday Times el 5 de Septiembre de 1999, la escritora Emma Tennant cuenta en una entrevista con Eleanor Mills como una gran atracción, casi hipnótica, hacia Ted Hughes la cogía por sorpresa mientras buscaba algunos de sus poemas para una revista literaria de los 70. Casi un año después de su muerte, Emma publica su diario en el que habla de su relación de amor con el poeta. En él nos cuenta su historia de amor, y desvela el gran apetito de Hughes por las mujeres; en contra de la idea que se tenía de él como hombre solitario. Emma confiesa que, como Jane Eyre de Charlotte Brontë, sufre la necesidad de acercarse a un hombre oscuro que desdeña a las mujeres; sufre como dice ella el "Síndrome Mr. Rochester". Una vez que comienza su relación con Ted, comprende a Sylvia y a las mujeres que leen sus poemas en los sesenta. Emma penetra en un clima feminista en el que Sylvia simboliza la mujer martirizada mientras que Hughes es el hombre asesino. murderous male Emma Tennant contó con tales ilustres personas como Bruce Chatwin, J.G. Ballard, Angela Carter y Ted Hughes como sus amigos. Andy Warhol incluso fue un día a su casa para cenar - aunque este admitió más tarde que no tenía ni idea de quien era ella. Nos encontramos con una escritora descendiente de una rica familia inglesa que afirma no tener miedo al escándalo. Decidida a escribir sobre su romance con Ted Hughes, dice: "Well,"it's the third volume of my memoirs. I wanted to do the 1970s and I couldn't leave out my thing with Hughes…it was dishonest, wrong, because the relationship was a very important part of those years, even though it was so on and off. And for a writer, the most important thing is to tell the truth" 1 No obstante, muchos críticos la acusan de utilizar la fama de Hughes en su beneficio. Ante estos ataques, ella se defiende diciendo "There has been so much mythologising of Hughes,". …"First he was a murderer - now he has been canonised, he's a saint. I just hope that my account is a valuable part of putting together the Ted Hughes jigsaw." En su libro describe a Ted como alguien rodeado de "lurid light of scandal" de la cual él era consciente puesto que. "He used that light. He used his mystique. The deaths had a very, very strong effect on him. He was haunted, dogged by them and they created a myth around him." Para ella, esta era la visión especial de Hughes del mundo, su creencia en que las cosas pequeñas, los eventos particularmente naturales, eran siniestros. Esta era su atracción principal. Tennant admite que "I felt privileged to be with him and to have an insight into his imagination, …He was most impressive to everyone, he cast a spell." Pese a esto, Hughes podía asustar también. Emma reconoce que: " I used to feel, where will this end?"… "When I was with him I felt like I might suddenly do something I might not want to. Sometimes I felt hypnotised. I didn't want to wake up and find I had made a terrible mistake. He took it for granted that everybody would do exactly what he wanted." . Con estas declaraciones, se llega a conocer un aspecto de Hughes imposible de conocer por ningun otro medio. Será tal la fuerza de esta que afirma sentirse "On edge? I was over the edge. It was like being in one of those awful movies where you are hanging off the edge of the cliff and someone is about to jump with hobnailed boots on your fingers." Para muchas feministas, estas palabras sobre Hughes adquieren un carácter primordial, puesto que condujo a dos mujeres al suicidio. A lo largo de la entrevista, Emma deja claro que no sabe que es lo que atrajo a Ted, pero supone que "He would react and respond to my thoughts. Women writers are often picked up like this by a powerful male poet. I suppose he needed some kind of charge which he didn't get just from home domesticity." . Es sorprendente como Plath, también poeta, años antes escribía a su madre en una carta en la que comenta algo parecido sobre Ted:

"I met the strongest man in the world, ex Cambridge brilliant poet whose work I loved before I met him, a large, hulking healthy Adam, half French, half Irish, with a voice like the thunder of God - a singer, a storyteller, honest and world wanderer, a vagabond who will never stop".

Años más tarde, tras saber su aventura amorosa, Sylvia funde la crueldad de su padre con la Hughes y escribe en "Daddy" que él era "a man in black with a Meinkampf look". Y en "After Dark" fusiona sus dos figuras en una visión tan negativa como "bastard... vampire". No obstante, ya en Diciembre de 1958, Sylvia escribe en su diario "I identify him [Ted] with my father at certain times, and these times take on great importance" (The Journals) El cuadro que estas dos mujeres están perfilando es de un hombre con talento, carismático, divertido pero a la vez, profundamente egoísta. "He was amazingly selfish, indeed entirely selfish," admite Emma, "with little or no consideration for the feelings of others." Durante el tiempo que mantuvieron su romance, desde la primavera del 1976 hasta el otoño de 1979, Ted hizo alarde, en presencia de ella, de la existencia de otra señora - una australiana-. Aunque dejó claro que no estaba con ella por su dinero, "No, he was utterly uninterested in all that. He was the most unworldly person in that way, not interested in money, or past money in my case." El Hughes que se nos presenta está muy lejos de ser un solitario. Parece como si gastara mucho tiempo haciendo la cama a los literatos, y al tiempo, pasa el tiempo cenando bien en los restaurantes elegantes de Londres. "He enjoyed nice food and wine - he had a large appetite for enjoyment and variety,"… "When he came to London, he created a kind of theatre out of his visit. He wanted a range of experiences: different people, different girls. You would never think, 'Ah, Ted, after lunch, he will put his feet up.' Oh no! He'd be dashing off to do the next thing." A pesar de todo, la influencia de Hughes es tan fuerte que, veinte años después, Emma dice "Look,"… "the swallows are ready to leave. Funny, that is exactly the kind of thing Hughes would notice.". Sorprende ver cómo una persona puede influir en aquellas que le rodean de una forma tan potente. La propia autodeterminación y seguridad de Hughes se verá reflejada a lo largo de toda su vida por sus actos y por sus trabajos.

Compilado Por. Javier Mejía T.

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