Semana Nacional de Liturgia 08
El encuentro de dos personas deja siempre una huella en el corazón de la una y de la otra, puede ser una huella intensa, cuando hay una conversación que se llega a los secretos del alma, puede ser un encuentro superficial, “hola buenos días, mañana no vemos” y se continua el camino. El encuentro de dos personas deja una huella más o menos intensa, hay unas experiencias agradables del encuentro, hay otras desagradables, pero también hay un Encuentro de Experiencia Religiosa.
El hombre además de ser sociable, siente en su interior la necesidad de un ser superior para comunicarse, y para encontrarse con El. Los medios empleados en la comunicación son muy variados, depende del contenido de la cultura, de la época histórica, del ambiente.
El encuentro en las religiones paganas.- El hombre experimenta la divinidad en soledad, o en un grupo reducido para dar culto a esta divinidad. El encuentro se hace posible por la comunicación. La comunicación no se realiza. Dos personas pueden estar muy juntas, pero un parece que es un meza y la otra una silla. La comunicación se realiza a través del lenguaje, palabra, gestos, entonces el hombre en su religiosidad pagana se comunica con la divinidad a través de gestos, de palabras, etc. Todo esto constituye una ritualidad. El encuentro con la divinidad se convierte en una experiencia más o menos intensa y profunda. El hombre religioso después del encuentro con la divinidad experimenta una cierta transformación.
Pasamos al Pueblo de Dios.- Israel ha experimentado en toda su historia, la presencia de Dios Yahvé, una presencia que se encuentra en la Biblia, es el libro en que se fusionan dos itinerarios. El hombre que busca a Dios, y ese Dios que se revela.
No solo la Biblia nos cuenta el encuentro de Dios con su Pueblo, sino que también describe la experiencia que siente el judío al encontrarse con Dios, cuenta la experiencia que ha pasado en ese encuentro. Ejemplo:
Recordar el texto del Génesis 18,1-15 El encuentro de Abraham con los tres personajes que pasan por delante de la tienda. Y Abraham sale a su encuentro, y les da hospedaje. En todo este relato se describen tres escenas importantes: El encuentro, la conversación, y la despedida de estos amigos. En ese encuentro la vida le ha cambiado radicalmente, ha sido un encuentro que ha trasformado totalmente su vida. Encontramos esa dinámica de encuentro: los saludos, la invitación, el entrar en la tienda, comenzar la conversación mientras se prepara la comida, y la despedida. Este es un ritual, un ritual que nosotros mismos hoy, nosotros vivimos. Llega la persona a casa, le abrimos la puerta, hay los saludos, nos sentamos, hay conversación, se ofrece unos refrescos, se le invita una comida, y se despiden, es una ritualidad.
Algunos dicen: cómo es eso que la estructura de la celebración de la Eucaristía ha sido invitada posteriormente, que no es cuestión de la era de Cristo. La Eucaristía es el encuentro, saludo, conversación, es Dios que conversa con el hombre, y nosotros respondemos en la Liturgia de la Palabra, hay comida, el Sacramento, hay despedida.
Por lo tanto la ritualidad que hay alrededor de toda celebración, es dinamismo, y el ritmo celebrativo, es un ritualidad social tanto de ayer como de hoy, y es lo que hacemos cuando nos reunimos en la casa de Dios para la celebración de la Eucaristía.
Pero lo interesante es, en ese encuentro de Abraham. Abraham se ha tras formado y tiene una misión que hacer. El lugar del encuentro, con el Dios Yahvé, hay unos lugares especiales, la tienda de las reuniones en el desierto, la Sinagoga. Pero Dios también se encuentra con cada una de las personas.
Pasamos a Jesucristo.- El Evangelio nos describe el encuentro de Jesús con muchas personas: Los Apóstoles, Nicodemo, Saqueo, la samaritana, Lázaro, los fariseos, el joven rico, Pilato, Herodes, todos se encuentran con Jesús. Unos de ellos salen transformados de ese encuentro. Uno clásico es la samaritana, que por indiferencia y coincidencia la samaritana cambio de vida.
Encontramos el caso de Saqueo, “hoy me voy a hospedar en tu casa”, “si he defraudado, daré tres, cuatro veces más” Hay un cambio, hay comida, el Sacramento, hay despedida, por lo tanto toda ritualidad que hay alrededor de toda celebración es dinamismo, y el ritmo celebrativo es una ritualidad social, tanto de ayer como de hoy. Y es lo que hacemos cuando nos reunimos en la casa de Dios para la celebración de la Eucaristía. Pero lo interesante es, en ese encuentro de Abraham. Abraham se ha transformado. Pudiéramos mencionar otros personajes en la historia, y tienen una misión que hacer.
El lugar de encuentro con el Dios Yahvé, hay unos lugares especiales: La tienda de las reuniones en el desierto, la Sinagoga. Pero Dios también se encuentra con cada una de las personas.
continua.
Andrés Arbulú Martínez
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