Semana Nacional de Liturgia 13
Y comienza pues la Asamblea congregada en su nombre, el punto de partida de la celebración en la persona del Ministro, porque el Ministro está en relación con las Especies Sacramentales, desde Trento. En cambio aquí ya pasa delante, entonces: Asamblea, Ministro, Palabra y Especies Sacramentales. Por lo tanto ya se subraya la presencia de Cristo en el Ministro, vincula a la Asamblea, y está Asamblea la preside el Ministro, Icono de la presencia de Cristo.
Ha habido un cambio de orden, y ese cambio es a través de de la Investigación. En el año 70 cuando se publicó el Misal romano por primera vez, Pablo VI, encontramos ya este orden, según la dinámica de la celebración eucarística.
Carta Apostólica ‘Vicesimun Quintus Annus’, de 1988, nos dice que Cristo está presente en la Iglesia orante, reunida en su nombre, encontramos ya una especificación, Iglesia orante, entonces ya estamos en el concepto que la Liturgia es oración, no podemos olvidar ese concepto de lo que significa orar.
Segundo, no dice que Cristo está presente y actúa en la persona del Ministro ordenado que celebra. Van saliendo otras palabras, Ministro ordenado. Habla de la proclamación en la Asamblea. Por lo tanto no es la Palabra leída, sino proclamada, y después nos dice que la actuación del Espíritu Santo, está presente en los Sacramentos, y en las Especies Sacramentales.
Catecismo de la Iglesia Católica. 1992.- Como es un texto amplio que mira toda la presencia de Cristo, no solamente celebrativa, nos dice que Cristo está presente en su Palabra, en la oración de su Iglesia, en los pobres, enfermos, presos. Es la primera vez que se menciona esos casos. Hay una profundización de esa presencia. En los Sacramentos, en el Sacrificio de la Misa, en la persona del Ministro, en las Especies Sacramentales. En un contexto amplio no se limita a lo que es la celebración eucarística, además es un elenco de presencias, un poco desordenado. Según nuestra vista litúrgica, es como hemos dicho antes: Asamblea, Ministro, Palabra y Sacramento.
Entramos dentro de lo que es la Celebración Litúrgica, la presencia de Cristo es una presencia única, ahora ese Cristo tiene modalidades, es el que se hace presente, en la celebración, no es distinto en cada momento. Siempre hay que unificar en un sentido teológico, para no confundirnos a unos errores teológicos. Estas modalidades son: Asamblea, Ministro, Palabra y Sacramentos, y nos quedamos en esta presencia de Cristo, en la Celebración Litúrgica.
En la Asamblea está presente Cristo.- En el libro de San Mateo, nos habla que cuando 2 o más se reúnen en nombre de Cristo, Cristo está presente. Es el texto que se usa con mayor frecuencia 18,20. Cristo ha prometido su presencia, entonces esta presencia de Cristo viene manifestada por la reunión, es decir el grupo que se reúne en un lugar concreto para celebrar la Eucaristía, el Espíritu Santo hace posible esto. De allí que le primer acto de participación en la celebración litúrgica, no el canto de entrada, es el que todos nos reunimos, el tener conciencia de que Cristo está con nosotros. Experimentar la presencia de Cristo bajo el signo de Cristo Asamblea. Pero esto es algo que cada uno tiene que experimentar y redescubrir, y Cristo está en cada uno de los que estamos reunidos. Y entonces yo personalmente, llegar al grupo a la Asamblea, tengo que descubrir que Cristo está presente en ese hermano que está a mi lado, y en el otro, y en el otro, etc.
Entonces tiene muchas consecuencias, que si yo con ese hermano no me hablo, tengo que tender un puente de comunión hacia él. Esto es comenzar a participar en la celebración eucarística, tendiendo puentes y eliminando abismos, esto es comenzar a participar.
De ahí que es necesario que al iniciar la celebración eucarística, haya un recogimiento de la Asamblea, estamos en la casa de Dios, no estamos en un mercado, y la casa de Dios merece todo respeto, todo silencio y además yo tengo que respetar a las otras personas que están allí, no porque estamos reunidos somos asamblea, porque podemos quedarnos en un individualismo espiritual, y no en una asamblea litúrgica. Cuando hay una conciencia verdadera en esa realidad mistérica la celebración eucarística cambia totalmente el sentido de la participación, porque es mucho más profunda, mucho más viva, mucho más activa, y mucho más intensa. Entonces alguno dicen: “No es que la celebración es una fiesta, y es necesario que la entrar nos comuniquemos, nos saludemos, etc.”
Es una fiesta que brota del Misterio Pascual, como decíamos ayer, ese morir y resucitar. Entonces se ha introducido una cierta costumbre, yo no sé aquí en el Perú sea igual, que al llegar a la celebración, la Iglesia se convierte en un mercado, hablando, riéndose, saludándose, viendo que vestido lleva la otra persona, que peinado, en fin todo eso que es la curiosidad, y no digo femenina por si a caso. (Risas)
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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