Semana Nacional de Liturgia 19
TERCER DIA
Hacemos un resumen de estos días, comenzamos hablando del año de la Eucaristía como centro, como introducción, después entramos a considerar que nuestra Eucaristía en la Liturgia es siempre un encuentro, pero ¿Con quién nos encontramos?, con Cristo presente en la Asamblea, en el Ministro, en la Palabra, y en el Sacramento. Que después El nos acompaña también en el que hacer de la vida.
Vimos también que el día propio del la Eucaristía es el domingo. Todo es digamos los principios, las orientaciones, pero hoy nos vamos a centrar en lo referente a quien anima esta celebración eucarística, porque esa celebración tiene que ser animada, tiene que ser preparada, tiene que ser dirigida, tiene que ser saboreada, reflexionada, y compartida, de ahí que es tema:
El Equipo de animación litúrgica.- ó el grupo encargado de la preparación y celebración de la celebración litúrgica.
Voy a empezar por una anécdota: Cuentan que un arqueólogo realizaba excavaciones en el medio Oriente, y un día fue invitado a comer a casa de un amigo. Fue acogido según la usanza tradicional de la hospitalidad oriental. El anfitrión, le enseñó los aposentos de su casa, estando en la cocina los ojos del arqueólogo se fijaron en una pequeña estatua ennegrecida por el tiempo, que servía de tapadera de un pequeño recipiente, la cogió con cuidado entre sus manos para contemplarla a su gusto y comenzó a limpiarla del humo, polvo y grasa, apareció un rostro de extraordinaria belleza, y su vestido de mil pliegues era una maravilla de elegancia. El arqueólogo fascinado por su hermosura y su valor artístico.
El equipo de animación litúrgica, lleva ya un tiempo funcionando en nuestras Iglesias y parroquias, quizás se ha pegado ya el polvo de la rutina, y se ha oscurecido su finalidad, y su objetivo. Es conveniente, es el momento de volver a activarlo, de quitar el polvo, la grasa, devolver al equipo esa imagen bella que debe ser en la Parroquia para volver a animar las celebración e intentando que las celebraciones sean cada día mas bellas, porque nos lleva la Misterio de fe, de ahí, por lo tanto, que esta charla va pues dirigida principalmente a todos aquellos que trabajan en los equipos de animación litúrgica, y los que no están en esos equipos, están aquí presentes, animarles a incorporarse a esos equipos de animación litúrgica.
En las Parroquias encontramos que hay muchos grupos de actividad, vida social, descansar, etc. Pero también tiene su gran importancia ese grupo que prepara conscientemente la celebración de su Parroquia, o de la Iglesia.
¿Qué es el equipo de animación Litúrgica?- No existe ninguna definición oficial en los libros, en los documentos litúrgicos, sin embargo podemos intentar dar una definición, no tanto ontológica, sino más bien una definición descriptiva. Es un grupo de personas, católicas que asumen, ejercen, con responsabilidad algunos ministerios o funciones en las celebración litúrgicas, y dedican un mínima parte de su tiempo a reunirse periódicamente, para preparar la misa, luego las animan con su presencia y servicio para que la asamblea reunida en el nombre del Señor, participe consiente, activa, y fructuosamente en el Misterio Pascual, que se celebra.
La experiencia de estos últimos años, enseña que la calidad de la participación y el fruto espiritual depende en gran parte de la preparación y animación de la acciones litúrgicas, sin la presencia y la actuación del equipo, la participación activa decae, y la rutina se apodera de la asamblea.
¿Cuál es la finalidad del equipo? Jesús un día propuso una parábola, y le dijo a sus oyentes: “El Reino de Dios es semejante a un grano de mostaza, y a la levadura que toma una mujer, y la mete en tres medidas de harina, hasta que fermenta todo?
El equipo de animación litúrgica, es como el grano de mostaza y la levadura escondida, que hace fermentar la masa, su objetivo principal es conseguir que la comunidad católica, viva intensamente el espíritu litúrgico, los miembros del equipo litúrgico son levadura cuando dan testimonio de fe con su vida, cuando preparan y revisan a conciencia las celebraciones, cuando se capacitan doctrinalmente, pastoral y técnicamente, y cuando animan las acciones litúrgicas con su presencia participativa.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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