Cómo saber si nos estamos comunicando correctamente
“Sobre las cosas que no se conocen siempre se tiene mejor opinión”.
Leibniz.
Dedicado a: Yesenia. Quien finalmente me escucha y sigue mis consejos.
Sabemos de antemano que el enfoque que le debemos dar a lo que es nuestro negocio por Internet es el de generar y proporcionar contenido de valor. Ello incluso sonaría lógico. Cada día aumenta la proporción de gente que busca en la Internet información valiosa que responda y/o resuelva un problema o inquietud. Ya no se usa solamente para entretener.
Así que si nosotros pretendemos ganar dinero escribiendo, debemos estar plenamente conscientes de la gran responsabilidad y oportunidad de optimizar nuestro blog. Para ello, debemos tener bien claro nuestro propósito principal en nuestro negocio.
Ahora bien, creo que hasta aquí hemos estado hablando del contenido en un sentido valorativo del “fondo”. Es momento de que empecemos a reflexionar sobre la “forma” de la escritura y la comunicación.
Complementando la interrogante que sugiere el título de este artículo, podremos preguntar: ¿Cómo usar las palabras? ¿Qué tipo de lenguaje debemos utilizar? ¿Debemos escribir en primera persona o en tercera? ¿Debemos evitar tecnicismos? ¿Cuál debe ser la extensión estándar del documento?
Una vez más, como sucede en todos los oficios, en el de la escritura no es la excepción: como aprendiz dominamos las partes básicas del quehacer y con nuestra propia experiencia y creatividad, vamos redescubriendo nuestros potenciales. Es así como se hace el artista.
Considero que la inquietud principal que debemos trabajar es la de tener la certeza de que nuestro texto, una vez que ha sido leído, comprendido y aprendido, sobre aquello que se buscaba; es posible y deseable que se genere una participación en el diálogo. Es decir, tal vez durante el proceso de la lectura y asimilación del contenido, se generaron nuevas inquietudes que nos podrían plantear como lectores y nosotros (si está a nuestro alcance), resolver esas nuevas inquietudes.
Tener la certeza de que nos estamos comunicando de manera eficiente se puede medir con el nivel de feed back que se daría entre el escritor y el lector. Así, el beneficio sería mutuo, toda vez que la retroalimentación genera nuevo contenido.
No debemos enfocar todas nuestras energías en la preocupación por sentir la certeza de que “estamos escribiendo correctamente”. Más bien deberíamos obsesionarnos por invitar al lector a la reflexión.
Por cierto: ¿Qué opinión tienes respecto a las ideas que propongo en este artículo? Tienes alguna sugerencia, crítica o aportación que hacer al respecto.
Un saludo y gracias por leerme.
Autor: Abner Pantoja
Publicado en: Negocios y Marketing por Internet.
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