Semana Nacional de Liturgia 24
Responsable del equipo de animación.- El grupo debe tener un responsable para su funcionamiento, le corresponde generalmente al Párroco, y en caso que no pueda asumir directamente esta responsabilidad puede delegar a una persona, puede ser un diacono u otra persona. Cuando el Párroco a delegado, es necesario que en ciertas ocasiones, se haga presente en algunas reuniones del equipo, reconozca su labor, anime, estimule, pero a la vez también reciba la información de cómo se trabaja, que dificultades tiene, etc.
¿Cuál es el talante del responsable? Tiene que tener unas características: Primero.- Una maduración en la fe, de la que dará testimonio de su vida cristiana, y animar al grupo a vivir la fe, y ha de expresarla sobre todo cuando ejercen alguna función en la celebración. Segundo.- Poseer una capacidad de relación y acogida, de servicialidad y de entrega, y una gran sensibilidad. Tercero.- ser un autentico animador de los animadores.
Funciones.- Además de responsable o coordinador, debe asumir ciertas funciones para la buena marcha del grupo. Convocar a los miembros del equipo de animación, según el calendario aprobado anteriormente. Preparar y presidir las reuniones, dando ritmo a la reunión y dinamizar, según el método que se haya aceptado por el grupo, dirigir las reuniones procurando que reine el dialogo, la caridad, y el respeto mutuo. Asegurar el cumplimiento de las responsabilidades confiadas a cada uno de los miembros, “Tu vas a ser lector de la misa de 10.00 de la mañana” pero aquella persona, hasta las 12.00 que no se levanta (risas)
Hacer que haya una responsabilidad, encausar y canalizar las iniciativas, pero siempre que estén en conformidad con el Espíritu litúrgico, y que sirvan para le bien espiritual de la comunidad, anima y promueve la formación bíblica, teológica y litúrgica del grupo. Si es un delegado del Párroco hace de puente entre el equipo y el Párroco, para informarle de la marcha, incluso que sea el representante del grupo en el consejo pastoral de la parroquia.
Vistas estas responsabilidades dirán: nadie quiere ser, (risas). Pero es necesario que el responsable vaya adquiriendo estas responsabilidades, poco a poco.
Sesión de trabajo.- Los equipos que se han ido realizando poco a poco, de la experiencia, método para mayor eficacia y aprovechamiento del tiempo, no se va allí a perder el tiempo, a veces hay grupos que comienzan a explicar experiencias, el responsable tiene que decir: “aquí no venimos a escuchar experiencias, después nos lo contaras cuando termine la reunión”, sino las reuniones se alargan la gente se cansa. Antes de exponer un método de trabajo del equipo, indicamos lo siguiente: antes de la reunión cada miembro del equipo procura disponer de un tiempo para preparar en particular la celebración, leer con atención los textos litúrgicos, intentará encuadrar la celebración dentro del marco litúrgico, y del año litúrgico. Y se puede formular algunas preguntas que después en la cesión las puede exponer.
El grupo termina el calendario de las reuniones según la necesidad de la comunidad, y de las reuniones según la necesidad de la comunidad y de la posibilidad de sus miembros, puede ser un día a la semana, o cada dos semanas. Algo muy importante es que se cuide la puntualidad, al comienzo y al final de las sesiones. Aprovechar siempre al máximo el tiempo que se tiene, ir al grano, durante la sesión todos los participantes tienen el derecho de exponer su reflexión o punto de vista. Este derecho debe ser respetado por todos, evítese que una o más personas monopolicen la conversación, procúrese hablar sencillamente y centrarse en lo que es esencial, evítese las cuestiones anecdóticas, a veces desahogos personales, o comentarios innecesarios. Es conveniente que una persona haga de secretario, ir tomando nota y esto después en la historia de la Parroquia es muy importante.
Para la buena marcha del grupo, todos los miembros tendrán en cuenta y practicaran lo siguiente: Respetarse en la fraternidad, buscar la verdad en la caridad, ser consciente de las limitaciones propias y ajenas, conocer el Espíritu y la normativa de la Liturgia, buscar siempre el bien espiritual y la participación de la asamblea litúrgica, tener siempre presente que su pertenencia en el grupo es un servicio desinteresado y generoso que se hace a la comunidad.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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