Ovnis 04
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Lleget titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
El fenómeno OVNI, se nos presenta como un complicado rompecabezas. De ahí que los científicos anden divididos al respecto, y que la inmensa mayoría se muestren reacios a admitir la hipótesis de su origen extraterrestre. Sin embargo, personalidades de tanto prestigio como el doctor Hermann Oberth, se han manifestado abiertamente a favor de dicha hipótesis.
Trasladémonos al Aula Magna de la Universidad de Barcelona, donde el doctor Oberth pronunció una memorable conferencia el 30 de Mayo de 1962. Durante la misma, el famoso científico declaró que “los verdaderos investigadores no pueden ignorar el estudio de los OVNIS, porque se trata de un problema serio y digno de ser tenido en consideración” Después de lo cual, el doctor Oberth se mostró partidario de la hipótesis extraterrestre, que en resumen presentó así:
“Personalmente, considero que los OVNIS pueden proceder de algún planeta estelar. En ningún mundo del sistema solar, si exceptuamos nuestra Tierra, puede existir ahora – hoy – una especie superior. Venus es un planeta demasiado joven, y Marte probablemente es demasiado viejo. Siendo así, los OVNIS, quizá vienen de alguno de los dos soles más próximos al nuestro y pertenecientes, además, a tipos espectrales que permiten establecer una relativa comparación con el Sol que nos alumbra…”
En un momento de su interesantísima disertación, el sabio rumano-alemán, dijo textualmente: “Los uránidas como yo les llamo, son seres que el hombre no puede imaginar. Si vienen de mundos tan lejanos como supongo, es posible que viajen a velocidades comparables a la luz, y hasta sería lógico imaginar que pueden haber descubierto sistemas de propulsión tan extraordinarios para nosotros, como serían aquellos que les permitieran viajar al margen del tiempo y del espacio…”
¿Cómo se debe entender esto?, pensará el lector, sin duda, y además con toda la razón del mundo. Pero mucha atención: Debo aclarar que el doctor Oberth ha desarrollado una teoría sobre la teletransportación, en la que trata, en términos rigurosamente científicos, sobre “la posibilidad de materializarse a voluntad en algún lugar del espacio”. Y eso, que parece pura fantasía, y que para el hombre terrestre actual no hay duda que lo es, quizá nos ayudaría a explicar muchas cosas. Si tuviéramos el valor de aceptar semejante posibilidad en manos de estos seres.
Si aceptamos las ideas de Hermann Oberth, nos hallamos en situación de explicar, aunque sea por vía de hipótesis, una serie de cuestiones del máximo interés. Hablemos un poco de ellas.
“Por consideraciones cosmogónicas, estadísticas y evolucionistas, se ha inferido una gran probabilidad de que, incluso dentro de nuestra galaxia, existan más de 100,000 planetas en donde se hayan desarrollado formas de vida semejantes o paralelas a las que alberga la Tierra; y que el grado de evolución que hayan alcanzado sea en unos casos inferiores y en otros superiores, al que en este siglo presenta nuestra cultura. En otras palabras: se supone que en algunos de estos planetas imperan especies infrainteligentes – como cuando los dinosaurios señoreaban la vida animal en la Tierra -, y en otros se haya llegado a niveles de inteligencia, cultural y técnico superiores a las del hombre actual”
En primer caso, se incluyen formas de vida semejantes o paralelas a las que alberga nuestro planeta, mientras que en el segundo concedemos amplio margen a la infinita capacidad creadora de la Naturaleza. Pues en realidad, ¿Qué sabemos del espacio absoluto? ¿Pueden, los eventuales tripulantes de OVNIS, proceder de un universo paralelo o de un mundo en el que realmente exista la cuarta dimensión? Ya en 1958, el autor de estas leneas se preguntaba:
“Una de dos: o los tripulantes de los “platillos” no son seres como nosotros, dado que son capaces de soportar las durísimas presiones de la gravedad que se derivan de sus brucos movimientos, a los que hemos de añadir todavía la aceleración instantánea del “platillo”, o se trata, simplemente, de seres procedentes de otro universo – quiero decir, de otras dimensiones espacios-temporales – o en última instancia, de seres que dominan a la perfección lo campos de fuerza magnéticos y gravitacionales, y son capaces de “aislarse” de toda inercia, en virtud de llevar consigo su propio campo o sistema de fuerzas. En cuyo caso, nada tendría de extraño (es una suposición) que los Uránidas procedieran del Hiperespacio…”
Todo ello abre a nuestra inteligencia innumerables posibilidades, una de las cuales es, por adelantado, que le hombre podría representar, en la escala absoluta del conocimiento, un simple valor promedio. Claro que a nosotros, esta “mediana inteligencia” nos ha bastado siempre, sobre todo a partir de las culturas clásicas que definieron al hombre “como medida de todas las cosas”. Pero el tradicional pensamiento deductivo que ha formulado los fundamentos de la cultura de Occidente, ha de verse necesariamente sustituido en parte por el pensamiento prospectivo, es decir, por el pensamiento que en lo cual prefigura el futuro”
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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