Ovnis 06
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Lleget titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
La ciencia oficial comienza a aceptar la existencia de los OVNIS. En Julio de 1977, la revista norteamericana ‘Science Digest’ insertaba un interesante artículo de James Murray – escritor especializado en astronomía – en el que se podían leer estos conceptos: “Un asunto que alguna vez significó un “suicidio profesional” para cualquier científico o estudiante que se comprometiera con él abiertamente, se ha convertido por fin en un disciplina reconocida por sí misma: la Ufología – el estudio científico de los Objetos Volantes No Identificados, u ONVIS – ha encontrado su camino en publicaciones tan serias como, Escuelas y Universidades a lo largo de todo el país (EE. UU.), ofrece ahora cursos sobre OVNIS, y un buen número de grados académicos han sido ya otorgados en dicho campo. La primera tesis doctoral en la materia, ha sido publicada en forma de libro.
En gran parte, esa controversia tiene mucho que ver con la pregunta: ¿son los OVNIS espejismos del radar? Es decir, nadie duda, en Estados Unidos, de la existencia real de un fenómeno OVNI. La duda hace su aparición cuando se trata de averiguar en qué consiste esa realidad. Y a ese respecto, es obligado reconocer que se trata de una duda muy razonable. Pero ejemplo, es de esta misma opinión el solvente físico y meteorólogo James E. McDonald, en el sentido de que, cuando se estudia los ecos del radar, surgen no pocos interrogantes acerca de determinados efectos atmosféricos. Se trata de problemas todavía no bien resueltos que nos sitúan en las mismas fronteras del espejismo y la realidad
¿Dónde está el OVNI?, ¿Dónde el espejismo? Y es evidente que, por ahora, no disponemos de una solución satisfactoria. Los llamados “ángeles del radar”, pueden ser muchas cosas, pero también es posible que los OVNIS, y los espejismos tengan algo más en común de lo que pudiera parecer – más en común, ojo, dentro de otra realidad posible -, todo lo cual nos faculta para que nos preguntemos se los Objetos Volantes No Identificados pueden proceder…. De la cuarta dimensión. ¿Por qué no?
Cuando los misteriosos OVNIS se presentan de forma muy disimulada, hasta recordar el aspecto de “rayos en bola que se mueven inteligentemente”, hay motivos para pensar que podrían ser máquinas que “emanan” de una región del Cosmos inobservable desde nuestro continuo espacio-temporal. Los OVNIS se “originarían”, según esto, en nuestro continuo espacio-temporal, después de viajar por el Hiperespacio sirviéndose de esa otra geometría, para nosotros inalcanzable, que es la cuarta dimensión. Se trata, en este supuesto, de naves interestelares, o acaso intergalácticas, capaces de viajar por los “pliegues” que comunican como auténticos atajos los multiuniversos, de modo que se beneficiarían de estructuras superdimensionales (para nosotros) y sólo se harían visibles cuando se proyectaran en esta parcela de universo de estructura tridimensional en la que nosotros vivimos.
Hasta aquí hemos hablado de casos concreto y hemos expuesto ideas abstractas, en un intento de explicar (si ello es posible) el fenómeno OVNI. Un fenómeno que admite, a pesar de su constante presencia desde 1947, el interrogante que encabeza estas líneas: ¿Mito o realidad? Vamos a continuar por este camino, que es el único posible, en busca de nuevas explicaciones.
La primera Comisión de Encuesta para averiguar qué eran los OVNIS, fue creada el 30 de Diciembre de 1947 por James A. Forrestal, a la sazón Secretario de Estado norteamericano. Aquel día Forrestal cursó un decreto, instituyendo la Comisión destinada a estudiar el problema de los OVNIS. Ocho días después, el 7 de Enero, sucedió el dramático incidente de Mantell, que costó la vida a este aviador cuando perseguía a un OVNI.
Más tarde, se edificó el Proyecto “Grudge”, cuya misión era, precisamente, demostrar que los OVNIS no existían. Era preciso tranquilizar a la gente… y tal vez también a las Fuerzas Aéreas, después de la muerte de Mantell. El 27 de diciembre de 1949, el Proyecto “Grudge” fue oficialmente disuelto, dejando como prueba de su labor un informe de 600 páginas en las que no se aclaraban de modo satisfactorio un 23% de observaciones, que los técnicos despacharon con esta curiosa declaración: “Queda un 23% de observaciones que por ahora no podemos explicar, pero a las que sin embargo hay que hallar una explicación, porque nosotros no creemos en los “platillos volantes”.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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