Ovnis 11
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Lleget titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
Sigamos pues, con el pasado. Una antigua inscripción asiria encontrada durante unas excavaciones, contenía este singular mensaje: “El rey Están, de Nínive, ascendió tan alto que podía ver la tierra como un pan dentro de una cesta”
¡Extraordinario texto! La leyenda, el mito, la verdad histórica y la ciencia se hallan mezclados, como la arcilla de que nos hablara un día Omar Kayyam, en nuestro remonto pasado. Bastaría el testimonio de un arqueólogo como Emilio Ribas (en Enigmas del pasado) o de un estudioso como Benjamín Farrington (en El cerebro y la mano en la antigua Grecia) para dar fe de ello. Y es que acaso los mismos orígenes del hombre se relacionan con las huellas de posibles visitantes del espacio, que a menudo creemos encontrar en nuestras investigaciones.
A modo de ejemplos elegidos al azar, podríamos citar los siguientes interrogantes:
¿Quién edificó las terrazas de Baaldeck con pesadísimos bloques de piedra y sin ninguna máquina, cuando se necesitarían las grúas más potentes para levantarlas?
¿Quién inspiró el diseño de ese “cosmonauta” pintado sobre un paño de roca saharina hace 10,000 años… o tal vez más?
¿Y quién enseñó a los incas el extraordinario calendario del templo de Kalasasava?
Pero aún hay otro misterio, y nada pequeño por cierto. ¿Sabía el lector que el mundo cartográfico desde el aire en nuestra prehistoria? A este fascinante misterio, los estudiosos le pusieron un nombre: mapas de Piri Reis. Ahora examinemos estos textos entresacados de las famosas Estancias de Dyzán:
“Frutos y granos, desconocidos sobre la tierra hasta entonces, fueron traídos desde otros Lakas (esferas o planetas) por los Señores de la Sabiduría, en el propio interés de los que éstos regían”.
“Señores de faz resplandeciente abandonaron la Tierra, retirando sus conocimientos a los hombres impuros y borrando las huellas de su paso. Se marcharon en “carros voladores” movidos por la luz, a su país de hierro y de metal”
Eugenio Danyans, conocido estudioso del tema, se refiere a las discutidas Estancias de Dyzán en estos términos: “En la literatura védica en un relato que se encuentra en las llamadas Estancias de Dyzán, hallamos referencias sobre unos eventuales instructores extraterrestres. He aquí el pasaje en cuestión: “Y el gran Señor del Rostro Resplandeciente, el jefe de todos los que tenían la cara amarilla, estaba entristecido viendo los pecados cometidos por los Señores del Rostro Sombrío… Envió sus vehículos aéreos (vimanas) a todos los jefes sus hermanos, con hombres piadosos en su interior, diciéndoles: “Preparaos. En pie, hombre de la Buena Ley, y atravesad el país mientras aún está seco… Los Señores de la Tempestad se aproximan. Sus carros volantes se acercan a la Tierra… Los señores inferiores de los fuegos… preparan sus mágicas agnyastras (armas de fuego preparadas por arte de magia)”.
Al margen de que cada cual es libre de pensar lo que le plazca, los hindúes creen que antiguamente, pudieron haber tenido instructores extraterrestres. Por ejemplo, creen que el trigo fue introducido en la Tierra por visitantes celestes, mensajeros de otros mundos y portadores de nuevas técnicas.
Y también encontramos, en las tradiciones seculares de muchos pueblos, el recuerdo de educadores y bienhechores del género humano que, bajo distintos nombres y apariencias, llenan la historia mítica del pasado surgidos misteriosamente de nadie sabe dónde, para transmitirnos culturas y enseñanzas superiores.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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