Nada de certezas sobre los orígenes del tarot gitano
La historia del tarot gitano no es conocida con exactitud. Hechos y ficciones han sido repetidos y reproducidos hasta que lograron complementarse para crear un relato que no alcanza a ser ni real ni imaginario.
Inclusive la palabra “tarot” acarrea en su semántica un origen multicultural. Egipcio, hebreo, latín, o un anagrama, son algunas de las deducciones sobre el significado de este término. Puede que proceda de la frase italiana que reza “carte da trijonfi” (cartas de los triunfos), del vocablo “tarocchi” o “tarocco”, o del alemán “tarock”, o la última forma francesa “tarot”. No obstante, todos estos nombres se pusieron de moda al menos 100 años después de que las cartas más antiguas fuesen creadas. De allí que lo mejor que los historiadores pueden hacer es sacar algunas conclusiones.
Entre las variadas y numerosas conjeturas existe la de que el tarot tuvo sus orígenes en Egipto, India, China, entre los Cátaros, el Kabbalah o inclusive en sociedades secretas. Lo que sí sabemos es que las cartas más antiguos provinieron del norte de Italia, cerca del año 1420. No existe registro de mazos de cartas anteriores a este último, ni de otro lugar de origen.
Antes a este año, alrededor de 1375, los juegos de cartas empezaron a circular entre las comunidades musulmanas de Europa, primeramente en España. Como una adecuación de las cartas islámicas, esta carta contenía grupos de copas, oros, espadas y bastos. También tenían cuatro cartas de la corte: el rey y dos niveles inferiores, también masculinos. Aproximadamente 50 años después, los mazos de tarot sumaron el naipe de El Tonto, Los Triunfos y un juego de reinas. Los términos “arcanos mayores” y “arcanos menores” son invenciones modernas, de igual forma que “pentagramas” y “varas”.
No existe evidencia cuya conclusión lleve a considerar que el tarot gitano estaba orientado a fines adivinatorios. No obstante, se han descubierto registros de los significados proféticos asignados a cada una de las cartas a principios del siglo XVI en Bolonia. Los juegos de naipes ya se encontraban ligados a las artes adivinatorias en 1487, por lo que allí ya se incluirían los mazos de cartas de los triunfos. Ya a finales del siglo XVI, la baraja de tarot comenzó a ser objeto de modificaciones, con el fin de orientarla hacia las ciencias ocultas y proporcionarle significado esotérico y vaticinador.
Juan Carlos Montillo
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