A mi no me gusta hacer fila

¿A quién le gusta hacer fila?, ¿a quién le gusta estar parado, por tiempo indefinido, detrás de unas y delante de otras personas, pensando en lo que pudiera estar haciendo si no tuviera que estar esperando a que lo atiendan?, ¿a Usted le gusta?, ¿conoce a alguien que le guste? Creo intuir la respuesta, será siempre negativa porque cuando hay que hacer una fila, las personas que la hacen están conscientes de que es la manera más justa de ser atendidos, aunque ello signifique sacrificar tiempo y energías, para ceder el turno a los que llegaron antes, por cultura ciudadana. Se trata de entender que no estamos solos en el mundo y que por lo tanto, debemos compartir espacios, tiempos y servicios que suelen ser más escasos, que la cantidad de personas que los demandan.

Ahora, analizando esa frase escuchada hace unos días, dicha por una joven, al indicarle que debía hacer fila para obtener un servicio, se pueden concluir que esa persona piensa dos cosas –si piensa- :

A ella no le gusta hacer fila, a otras personas sí. A las demás personas tampoco les gusta hacer fila pero son tontas y hacen cosas que no les gusta hacer.

Este pensamiento sencillo y que parece inofensivo, puede ser el origen de la intolerancia y corrupción en las sociedades subdesarrolladas que están llenas de “vivos”, quienes prefieren beneficiarse personalmente, rápido y a cualquier costo, a esperar su turno en la fila, porque eso es para personas bobas. Pero no solo es irresponsable el que tiene ese pensamiento sino también los que lo difunden, los que promueven que las personas obtengan beneficios personales mediante la amistad, coima o favores devueltos.

Ese pensamiento se transmite de generación en generación, en la educación casera y en el núcleo familiar, y según cómo sea ésta, se fomentarán hábitos de tolerancia, solidaridad, consideración por el otro, justicia social, hoy por ti mañana por mí, que lamentablemente muchos consideran “debilidades” y que irónicamente practican las personas y grupos más exitosos.