La huella de humillación y la vida en pareja...
Los actos de humillación son aquellos eventos que lastiman la vida de las personas de una manera considerable. La humillación significa lastimar, lacerar o tolerar actos que dañan al SER de la persona. Se vive de una manera muy perturbadora debido a que entra en el alma, en la autoestima y en el valor personal.
Cuando una persona sufre actos de humillación también existe crueldad. Es una realidad que se tolera porque se percibe al otro, padres, pareja como alguien superior a uno mismo. Sus efectos marcan de una manera importante la vida de las personas y siempre son a largo plazo.
Uno de los sentimientos que entran en juego es el del abandono y el desamparo. De alguna manera, estas vivencias dejan al individuo despojado de poder, de su fuerza porque se encuentra bajo un clima de tortura psicológica.
En cierto sentido la huella de humillación tiene sus raíces en la infancia, en aquél entonces, los pequeños no podían controlar la situación y quizá estuvieron expuestos a padres violentos, abusos de cualquier tipo, y por supuesto a humillaciones. Así viven expuestos a seres crueles y que no cuentan con la posibilidad de dar al niño una vida diferente. Por ello, se convierten en víctimas en las que no es posible actuar.
Así quien tiene una huella de humillación vive con un temor intenso a expresarse porque la vergüenza de sus circunstancias domina el cuadro. La rabia, la ira y la cólera se encuentran totalmente reprimidas, y más bien, se observan personas temerosas, tímidas, depresivas y con una vida sin sentido. Superar estas huellas no es dificil pero si es un camino arduo y también doloroso.
Algunas personas que se han quedado atoradas en ese conflicto al establecer su relación de pareja, parece que eligen a parejas, que de alguna manera les repetirán su ciclo de sufrimiento, esa es precisamente la neurosis, seguir repitiendo pautas de comportamiento de la niñez que nos dejaron marcados y no logramos desde una vida de adultos superarlo o darle una solución interna al problema.
Es decir, se siguen viviendo como inválidos y enanos emocionales sin tomar la estatura para resolver sus problemas psicológicos, de los cuáles nadie puede hacerse cargo, y la pareja, mucho menos.
Volver a establecer vínculos humillantes lleva a circunstancias muy dolorosas en el día a día. Los sentimientos que aparecen son la vergüenza, la culpa, el desamparo y también un estrés alto y que deja huellas importantes en sentido traumático. Además de síntomas de ansiedad y depresión.
Las personas que inflingen permanentemente dolor en sus parejas, seguramente fueron víctimas de humillaciones y violencia y ahora transfieren ese enojo y cólera a sus parejas. Pero también es cierto, que muchas de ellas, también lo sufrieron, pero continúan en una posición de víctimas en las que se sienten totalmente desvalidas para enfrentar su situación.
No es fácil el terror se apodera de la situación y sin embargo, siguen ahí sin poder moverse. Infinidad de parejas llegan a la consulta preguntando qué hacer, cómo hacerle, eso da cuenta de su gran confusión interna, porque además, esas humillaciones están mezcladas a personas que consideran en su estima.
Pero su valor personal se encuentra totalmente debilitado. Por tanto, si sufriste o sigues sufriendo actos de humillación en tu vida en pareja o en cualquier otra relación, seguramente necesitas ayuda porque es difícil elaborarlo sin un especialista junto a ti.
En este sentido muchas de las relaciones narcisistas se encuentran en esta tónica, en Cecreto contamos con material de una gran calidad para sanar esta y otras heridas que pueden perturbar tu vida personal y de pareja.
Gracias por leerme, mi misión es la calidad de vida emocional y su impacto en lo social
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Ana Giorgana
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