El cuerno impotente
En los últimos años de un rey llamado "el impotente", salió una expedición no para pescar atunes y encontrarse con piratas en los alrededores del cuerno de África, sino para encontrar el cuerno que facilitara poner remedio a su descendencia.
El anhelado cuerno de África, se identificaba con un unicornio e hizo que un tal Juan de Olid atravesara medio continente africano. Existe una novela escrita por Juan Eslava Galán que nos acerca a aquella expedición y nos muestra a nuestros antepasados con sus costumbres y sus maneras de ir por la vida, recordándonos el concepto que tenían del honor y el deber y dando un ejemplo del valor que en más de una ocasión tuvieron que demostrar para sobreponerse a las dificultades que se encontraron por el camino.
Supongo que no es lo mismo 13 pescadores españoles y 13 africanos en un barco cuyo nombre empieza por "playa..." y dicen que además navegaba con una bandera de una región española y que fue en su ayuda una fragata; que un fraile, una doncella, una tropa formada por ballesteros, y un pagador del rey con jefe y todo caminando por tierras africanas.
De ahí, que a la vuelta de la expedición aquel tal Juan de Olid, se encontrara con el inicio de un nuevo reino que poco a poco se le fue llamando España. Donde la hermana del rey muerto (había tardado demasiado en volver la expedición), junto a su esposo, subyugo a los moros y echo a los judíos, descubrió y conquistó parte de un nuevo continente, y la supuesta hija del "impotente" se quedó con el reino de Portugal y etc. etc. etc.
¡Eran otros tiempos! Nuestros antepasados al parecer eran un poco más ignorantes que nosotros, pero hicieron posible un gran imperio (honor, deber, valor) donde se nos temía y respetaba allí donde fuéramos... Y los piratas (protegidos por los ingleses, entre otros incipientes reinos) cuando veían barcos con el pabellón español se lo pensaban "muy mucho" antes de abordarles, pues al poco que se torcieran las cosas sabían que tenían las de perder.
Ya han pasado muchos años desde aquella expedición, ¡ahora! después de todo, parece que somos presa fácil, y aquello del honor, el deber o el valor que eran signos definitorios del españolito (los franceses hace tan solo doscientos años también lo comprobaron en sus propias carnes) han dejado de tener peso, pues frente a un ¡arma! (pistola, ametralladora, lanzagranadas, bomba...) preferimos sentarnos y pactar y pagar, o como últimamente se dice: ¡hay que negociar!.
Quizás sea por eso, el gusto que nos da el escuchar esas palabras tan bonitas como paz y alianza de civilizaciones sin mirar al retrovisor, y justificar lo que nos ilustra algunos periódicos que escriben ya sin ningún reparo ni vergüenza el "nuevo efecto llamada": Estamos ante lo que puede llamarse un nuevo "efecto llamada" promocionado desde el gobierno, los beneficiados no serán inmigrantes , sino terroristas y ¡piratas! que han visto un filón en un gobierno débil, fácil de chantajear y hasta comprensivo con este tipo de actitudes.
Jaume Canals
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