El huevo de Colon

Ya no hablamos de nuevos mundos, ni de leyendas negras, ni de cómo progresar, aunque esta palabra se utilice para mirar hacia dentro del huevo y dejar a los lectores confundidos y sin apenas entender porque se dice que Colón fue el primer hombre que... puso un huevo de pie.

Ya no vamos al país de los negros en busca del unicornio, sino a pasear y hacernos una foto entre los poli huevos y la tortilla.

Ha tenido que pasar casi medio milenio para que tras muchos quebraderos, haya llegado el momento para que sea un acierto ese romper el huevo y que con su contenido se pueda hacer una tortilla, que en nombre del huevo vuelta de su viaje horrorizada por haberse hecho una foto con el poli huevos en el país de los negros.

Y... Ya no escuchamos expectantes las palabras y opiniones de unos reyes, sino que oímos quitándole importancia el primer chocheo (no oficial) de un rey.

Y... Es que pocas cosas quedan en este país que nos puedan sorprender. Y más, al mirar la caja tonta, que por su misma condición, logra poner en un asiento de color azul a un personaje tras la muerte de muchos conciudadanos y que posteriormente dicen que mantiene algunas conversaciones con santa Rita y ¡sorpresa! apoyado por unos medios de comunicación, no hay quien pueda hacerle volver a Huelva.

Así pues, lo que no consiguieron naciones, leyendas, ejércitos, dictaduras y reyes... Parece que ese personaje acusado de mentiroso en un debate difundido por la caja tonta, ha aprendido a utilizar el huevo de Colón y ha puesto al descubierto una nueva forma de arruinar, debilitar, dividir y plantear la desigualdad dentro del mismo huevo.