¿Iniciativa o conflicto?
Universidad UNIVA
Desarrollo Organizacional y Humano
Autora: Melina Bierge Islas
¿Cómo podemos describir una pasión por algo? Como algo que nos satisface, que nos hace levantarnos todos los días y dar lo mejor de sí, como algo que nos motiva.
Lo mío, creo lo he encontrado y es la comunicación en todos los sentidos, a nivel personal y profesional. Actualmente estudio una maestría en Desarrollo Organizacional y Humano la cual me ha dado muchas herramientas para poner en práctica en mi trabajo. Y hace poco tuve que hacer uso de ellas.
Todo comenzó cuando yo quise tomar la iniciativa, en mi trabajo, de organizar “actividades de integración”. Se acercaba el día de muertos y pensé que era buen momento de retomar esa parte por la que nadie se preocupaba y a la que no le daban la suficiente importancia.
Así que hable con mi jefe y le dije: “Me gustaría proponerle un concurso de Altar de muertos para que todos los empleados se integren”. Le pareció muy buena idea y acordamos que sería una actividad en la cual todos, sin excepción, participarían. Me dejo a cargo de toda la actividad ya que él no estaría durante dos semanas. Cosa que no me pareció complicada en un inicio.
Con la aprobación de mi jefe, mande el primer correo donde les expliqué toda la dinámica, después de eso realicé una especie de “tómbola” para ver qué persona pertenecía a que equipo. Al final se dividió al personal en tres equipos y les mande otro correo para informarles como habían quedado todos los equipos. Cabe mencionar que en todos los correos le mande copia a mi jefe.
Todo parecía marchar a la perfección y un día nos reunimos todo mi equipo (ya que yo también participe) en el área de Atención a Usuarios para ponernos de acuerdo sobre que traería cada persona. Al terminar, uno de los empleados que trabajan en esa área y que era de otro equipo me hizo notar su inconformidad con respecto a su equipo y a la actividad. Me demostró su malestar diciendo que la actividad se le hizo impuesta y que durante el sorteo de los equipos le hubiera gustado que estuviera presente el jefe de cada área. También comentó que no le gustaba el equipo que le tocó porque no trabajaban bien. Yo trate de calmarla, le expliqué que en la actividad era necesario que participaran todos para integrarse y que le hiciera saber su malestar a sus compañeros. Pero nada de lo que dije funcionó, así que, como no supe que más hacer accedí a que se cambiara a nuestro equipo.
Terminada esta situación le mande un correo a mi jefe explicándole lo sucedido. El inmediatamente me contesto y me dijo que nadie podía cambiarse de equipo pues no tendría sentido el objetivo de la actividad. Por lo que tuve que acercarme nuevamente y decirle que no podía cambiarla. Obviamente esto le causó molestia y accedió de mal modo.
Le explique el por qué y le comenté que al final de la actividad pediría una retroalimentación. Llegó el día del concurso y el equipo que ganó fue el de ella, lo cual ayudó a disminuir su inconformidad y por supuesto me mando su retroalimentación mencionando su molestia y su satisfacción al final de la actividad. Al llegar mi jefe de su viaje, leyó las retroalimentaciones y me dio las gracias por la iniciativa.
Por situaciones como estas es por las que deberíamos agradecer, pues son retos que nos ayudan a crecer tanto personal como profesionalmente. Tuve que aplicar lo aprendido en mi maestría, o en lo que llevo de ella. Y el hecho de que mi jefe no estuviera, lo complico más además de que era la primera actividad que yo realizaba. Pero hasta eso agradezco que me haya tocado vivir porque tuve que enfrentar sola la situación. Y al final del día me lleve una gran lección.
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