¿Sufre Brasil bajo los caprichos de la Madre Tierra?
Las graves inundaciones de Australia junto con las de Brasil, donde se contabilizan más de 740 victimas mortales, hacen correr ríos de comentarios y opiniones sobre la culpabilidad de desgracias de tal magnitud. Sin ir más lejos la Presidenta de Brasil comentaba textualmente: "Brasil sufre bajo los caprichos de la Madre Tierra, primero nos castigó con la sequía y ahora con las inundaciones".
Y a pesar de que hay que entender la situación dramática de ambos países, habría que decir que la Madre Tierra ni castiga ni es caprichosa con las criaturas que la habitan, tampoco con las personas. Más bien cabría preguntar a las instituciones eclesiásticas por qué decidieron ocultar a sus creyentes la ley de causa y efecto, llamada también de siembra y cosecha, una ley universal enseñada no sólo por los grandes profetas de la antigüedad, sino también por el mismo Jesús de Nazaret hace ya más de 2000 años.
Dicha ocultación fue una estratagema muy astuta. Con ello se construyó la base para hablar de los denominados “secretos de Dios” y de los “inescrutables designios de Dios”. En nuestros días, sin embargo, se desvanece cada vez más la fe en las instituciones eclesiásticas, pues muchas personas comprenden que el barco del mundo que se está hundiendo ya tampoco lo pueden salvar los dignatarios de la Iglesia.
La Radio Vaticana trasmitía tres día después del gran Tsunami el comentario teológico-espiritual del padre Eberhardvon Gemmingen que confirmaba la introducción de los secretos de Dios en la Iglesia como una verdad absoluta: “Naturalmente que después de una catástrofe semejante los creyentes, con toda lógica, se plantearon preguntas como éstas: ¿Dónde se ha quedado Dios? ¿Cómo pudo permitir esto siendo todopoderoso? ¿No pudo evitar algo semejante? ¿Cómo puede permitir a la naturaleza que cometa semejante asesinato?”
Como según esta afirmación, la naturaleza `cometió el asesinato´ sólo en base al permiso de Dios, (de acuerdo con la aseveración del Vaticano) tendría que ser entonces Dios el autor del crimen, quien habría actuado con un carácter especialmente abyecto. Esto puede que sea católico, pero no tiene absolutamente nada que ver con Cristo y con el verdadero Dios que ama y desea lo mejor para cada uno de Sus hijos. ¿O es que acaso la Iglesia Vaticana se está refiriendo a su propia forma de actuar, que a través de todos los siglos ha ido en contra de personas, animales y de la naturaleza?
Como en todos los tiempos, el Espíritu de Dios advirtió a los hombres de que las causas que creaban, les alcanzarían en forma de efecto si no cambiaban a tiempo.
De la publicación: “Catástrofes, cataclismos y muerte. Dios advirtió oportunamente”
Vida Universal
Teresa Antequera Cerverón
73891412-W
www.editorialvidauniversal.com
Registro automático