Cuenta regresiva
Hace mucho que no nos damos cuenta de que el tiempo se nos va de nuestras vidas. Desde muy temprano, las diversas actividades ocupan casi toda nuestra atención, y no es para menos, con el advenimiento de la ola demográfica imperante se ha vuelto más difícil conseguir empleo, y uno que valga la pena mantenerlo por razones de desarrollo personal, profesional, y específicamente por una buena remuneración; hace que nuestro tiempo sea absorbido por el trabajo. Y con el mismo llegan las preocupaciones, tensiones, y frustraciones. Todo ello que acaba literalmente poco a poco con nuestra vida.
Y los seres que amamos? pues sencillamente o se acostumbran de una manera impuesta a nuestro trajín y nuestra ausencia temporal, o sucumben ante tal realidad.
Entonces cabe mencionar que si los valores que aprendimos de pequeños son olvidados, como el respeto, la consideración, la puntualidad, la servicilidad, el saludo, las normas sociales de buen vivir, y el amor; pues entonces creo que todo se acaba.
Y debo mencionar que muchos de los que ya pasamos la barrera de los 40 nos ponemos a pensar un momento en nuestras vidas, coincidiremos en que estamos ya en cuenta regresiva de nuestro existir, y debemos hacer un alto y reflexionar sinceramente en nuestro actuar y nuestro sentir. Sí, sentir, porque no sólo debemos vivir sino que debemos sentir la vida, haciéndola digna a nuestras vidas, valga la redundancia.
Aquello que no estamos haciendo correctamente, debemos retomarlo y ponerlo en práctica. Pensemos por un momento que las exigencias que nos presenta la vida debemos tomarlas pero sin descuidar lo más importante que son nuestras relaciones sociales. Y no hablo necesariamente de fiestas, clubes, etc. sino más bien del entorno más cercano que tenemos, con los seres que queremos. Acaso no merecen un mejor trato?
Es cierto que ganar buen dinero puede darnos comodidades y alegrías, pero me pregunto, se puede comprar con dinero la felicidad? o con ello se puede comprar la salud ya deteriorada por años?
Es momento de reorgnizar nuestras vidas para vivirlas como debe ser.

Darío Enrique





































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