Cómo van las 'locomotoras ?
El Gobierno va a la fija con tres ministros estrella. María Ángela Holguín, en Relaciones, ha manejado todos los chicharrones inimaginables sin cometer un solo error. Germán Vargas, en Interior y Justicia, las torea todas y pasa la prueba de fuego de la lealtad hacia el Presidente. Y Juan Camilo Restrepo llegó a su cargo pensado, pero se le atravesó un invierno devastador. Saldría del ministerio como candidato presidencial si corona con la ley de tierras. Entre los ministros buenos pero poco vistosos está Comunicaciones, que sabe qué hay que hacer para la ampliación de la cobertura digital y el gobierno en línea. Mientras, Sergio Diazgranados no se ha limitado, en Comercio Exterior, a llorar por el acuerdo comercial con EE. UU., sino que avanza en TLC con Corea, Panamá y ya tiene andando el de Suiza. El Ministro de Protección Social es un buen financiero, pero le falta performance como administrador de salud. En el segundo anillo están las 'locomotoras' que marchan, pero no a full capacidad. Ellas son las ministras de Vivienda y Medio Ambiente, (¡no vemos las casas, ministra Beatriz!) y la de Educación (se dice que viene una revolución en camino, pero todavía tampoco se ve, ministra María Fernanda). Y hay unos casos de 'locomotoras' que preocupan. Al ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, ya comienzan a apodarlo confianzudamente 'Riverita', porque no se le ve mando. Las bandas criminales campean en zonas rurales y asesinan estudiantes cual hobby, mientras que la inseguridad en las calles se ha convertido en el problema más delicado de los colombianos y en eso el ministro Rivera no se ve sintonizado por ninguna parte. Esa percepción, que va in crescendo, podría ser el primer motivo grande de crítica al actual gobierno. Si no se contrarresta esta percepción con una política callejera efectiva, muy pronto estarán culpando al presidente Santos de que no está cuidando como toca el huevito de la seguridad de Uribe. El Ministro de Minas, que tenía fama de paquetazo, es un paquetazo. Después de seis meses apenas comienza a nombrar funcionarios claves, como Ingeominas. Y no aplica medidas efectivas para parar la explotación minera ilegal, mientras que a la que podría ser legal no la apoya ni la incentiva. Lo único que ha hecho es moderar el optimismo sobre la bonanza minera, quizás consciente de su propia limitación gerencial. Al ministro de Transporte, Germán Cardona, a quien muchos tenemos en el mejor de los conceptos, se le abona su batalla de tarifas en el sector de los camioneros, pero, siguiendo los pasos de su antecesor, todavía no se le nota ningún cambio en la dinámica de la construcción de infraestructura. La Ministra de Cultura hasta ahora se ha dedicado a dejar muy en claro que ella es distinta de su antecesora, pero todavía no sabemos muy bien por qué. Y el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, uno de los que más preocupan, se la pasa enviando mensajes contradictorios al empresariado, que comienza a sentirse amenazado, entre otras, por culpa de unas reformas tributarias que, en lugar de estarse explicando, se mueven entre los pasillos del Congreso a manera de chisme. A diferencia de Uribe, Santos delega mucho. Eso les da a los ministros una autonomía que implica que si en unos meses los que no están funcionando no comienzan a funcionar, no habrá presidente que salga a defenderlos, como hacía Uribe con los suyos, a quienes zarandeaba en los consejos comunales pero sostenía en sus cargos hasta la muerte.
Tomado de: El Tiempo
Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com
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