Sacar partido a nuestras habilidades
Desde que nacemos, nuestros progenitorescomienzan adisponernos determinadas tareas para realizarcon el tiempo. Antes incluso de que respiremos por primera vez por nuestra cuenta, nuestros tutores ya saben lo que esperan de nosotros o lo que les encantaría que llegáramos a lograr. Evidentemente, esto acaba teniendo importantes consecuencias para nosotros.
Tanto nuestros tutores legales como nuestro entorno y la sociedadde la que formamos parteconllevan una excepcionalautoridaden nuestra toma de decisiones. Si elegimosrealizar cursos de formación, por decir algo, nuestra selecciónvendrá determinada por todos los factoresnombrados anteriormente. Este hecho no conlleva siempre circunstancias perjuciales (la mayoría de padresquieren lo mejor para sus protegidos), pero sí que puede traer consigo consecuencias no deseadas. Si no aprendemos a elegir de forma libre, lo más lógico es que nos sintamos decepcionados.
Sin embargoelegirde forma independiente no sólo comporta no dejarse influenciar por los padres, sino también relativizar los propios recelos y los de la comunidad. En muchas ocasiones nos autocensuramos y nos oponemos a llevar a cabo cursos de formacion que nos gustan porque no los estimamos lo suficientemente convenientes, beneficiosos o sensatos. Otras veces, pensamos que jamásestaremos capacitados para alcanzar la cota suficiente en ese ámbito como para avanzar.
Sea cual sea nuestra situación, no confiamos en nuestrascapacidades y, también, renunciando a nuestros anhelos. Según la postura de Ken Robinson, autor de “El Elemento: descubrir tu pasión lo cambia todo”, todos los individuoscontamos con una actividad que nos gusta y que, asimismo, se nos da bien. Es lo que se conoce como nuestro “Elemento”. Si conseguimos estar en nuestro elemento, nos encontraremos enuna zona de equilibriomuy favorable y nos sentimos agradecidos y llenos.
Según la pauta de Robinson, la importancia de nuestra decisión profesional puede tener consecuencias determinantes en el progreso de nuestra vida. De ella puede depender, en bastante medida, nuestra felicidad. Y aunque suene a tópico, la felicidad es deseo al queaspiramos todos.






































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