Comprender Quien Eres Para Atraer La Abundancia

Ya es hora de dejarnos de palabrería y enfrentarnos a la  verdad, de poner  contra las cuerdas nuestras creencias de que somos lo que pensamos, o que la vida y la realidad es lo que vemos, oímos o tocamos. De que el mundo “real” lo es independientemente de nosotros. Entender quienes somos, y sobre todo lo que no somos, es vital para comprendernos como seres humanos. Y si sabemos quienes somos, entonces podremos enfocar correctamente el camino hacia la plenitud y la abundancia.

La ciencia, en un proceso que le ha llevado miles de años, ha empezado a comprender que toda la información que llega hasta nosotros, lo hace por medio de frecuencias de onda. Y son filtradas por los sentidos, creando la realidad. Estas frecuencias impactan en los sistemas receptivos sensoriales, y se transforman en impulsos eléctricos.

Estos impulsos eléctricos son los que procesa el cerebro y transforma en pensamientos, emociones, recuerdos, objetos, colores, sonidos y, en suma, realidad. La retina, por ejemplo, es impresionada por la luz que atraviesa la córnea y el cristalino. Pero sólo una mínima parte de toda la frecuencia lumínica es reconocida. El llamado espectro visible.

Los elementos receptores del color, los conos, son sensibles a determinadas frecuencias de onda (rojo, verde  y azul). Al impactar la frecuencia de color determinada en el cono preciso, este transmite un impulso eléctrico al cerebro. Y es en él donde se produce el milagro de la visión. Donde se crea la imagen. Los ojos no ven, son meras herramientas de transmisión de información. El que “ve” es el cerebro. La misma pauta siguen todos los sentidos. Transmiten al “centro neurálgico” los datos que reciben en abundancia.

Para entender que no somos ni nuestro cuerpo, ni nuestros pensamientos, hay que partir de una premisa: La imagen del mundo, de nuestro cuerpo y de nuestro propio cerebro, es una ilusión. Y el cerebro no es sino un complejo ordenador incapaz de funcionar por si solo. “Alguien” más allá del mismo, lo utiliza como vehículo para poder vivir en este mundo como un ser humano. Pero ese alguien, cada uno de nosotros, es independiente de él.

Y a mi modo de ver, aún más importante, es el hecho de comprender que es al observar, cuando se crea la realidad. Observar entendido como enfocar, prestar atención. Podemos referirnos a pensar en algo. Ésta, la realidad, la establecemos dentro de nosotros, en la mente, al contemplar, al percibir el mundo con los sentidos. Si no lo observamos, el mundo no existe (al menos para nosotros). Parece una tontería, pero la física cuántica hace casi un siglo que batalla con este concepto.

La materia (partículas) y la energía (ondas), lo son en razón de si son observadas. Si tú miras un objeto, está formado de materia. Si dejas de hacerlo, se convierte en energía. Es uno de los principios cuánticos. Extraño, pero se ha comprobado en diversos experimentos. No hace falta ser un experto o un erudito para comprenderlo. En la era de la información todo está al alcance.

Y si la realidad solo es interpretación, y además, creada al ser observada, ¿Cuál es la siguiente pregunta?... entonces ¿Y nuestro cuerpo?, ¿Y nuestro pensamiento? Si todo es interpretación, nuestro cuerpo también. Está formado por los mismos átomos que son vacío en más de un 99%. Y es nuestro cerebro el que lo recrea, el que hace que exista como lo “pensamos”.

Pero además, ¿Y nuestro pensamiento no es creado por el cerebro? Y si el cerebro forma parte de nuestro cuerpo, y este es una interpretación… ¡Ay mamasita! No me tendría que haber metido yo en estos berenjenales. Si ya sabía que no podía acabar bien. A lo mejor todo esto es un experimento, y de hecho, estoy dentro de una probeta en el universo Ceristoles, observado por seres verdes o colorados, como cobaya en una investigación de vida sub-animal. Y ahora deben tener pérdidas de orina (por las risas).

Amiguitos y amiguitas, mejor cierro la persiana y lo dejamos para el próximo capítulo. Ahora que se ponía interesante, y estábamos a punto de descubrir al asesino y atraer la abundancia con calzador. Pero lo bueno, que dure. Volveremos después de la publicidad. No dejen de sintonizarnos y a ser buenos.