Heroes
Todos tenemos una idea aproximada de lo que es un héroe. Y cada época ha tenido su propia definición, una definición que se correspondía con sus propias necesidades. Así pues, si antes el héroe estaba muy relacionado con las grandes gestas guerreras y conquistadoras, hoy en día puede asociarse, por ejemplo, a un deportista, lo que después de todo tampoco está tan alejado de esos héroes legendarios.
Es evidente que no todos podemos ser héroes, de hecho es un status reservado a unos pocos. Antes hacía alusión a los deportistas como el nuevo paradigma de la heroicidad. Sin embargo ¿por qué nos parece heroica su actitud? ¿Por qué nos sentimos representados por ellos? Ambas preguntas tienen una respuesta compleja. Si tomamos como ejemplo a un futbolista y despojamos su actividad de cualquier vestigio que lo asemeje a una gesta ¿qué nos queda? Pues un tipo que sirviéndose de sus extremidades inferiores, básicamente, tiene que introducir una esfera de cuero dentro de un rectángulo formado por unos palos a los que va unida una red. Visto así resulta difícil encontrarle magia. Sin embargo todos sabemos las pasiones que es capaz de generar.
Me parece oportuno dejar sentado que el hecho en sí mismo no es lo importante. La actitud de un deportista nos parece heroica porque a través de algún mecanismo ancestral lo asimilamos y aceptamos como uno de los nuestros, como alguien que nos representa y lucha en nuestro nombre. Y de cuantas más batallas/partidos salga victorioso, mayor será la leyenda que se forje.
A pesar de ser un aficionado al fútbol, y a otros deportes, me puede el pragmatismo. Cuando veo miles de personas jaleando en cualquier estadio a personas que cobran cien veces más que ellos no puedo evitar preguntarme cual es el instinto que nos mueve a hacer tal cosa. Incluso obviando este pequeño detalle, cuando decimos que nos representan, exactamente ¿qué queremos decir? Por ejemplo aquí en España el Barça o el Madrid ¿qué representan? ¿A Barcelona y a Madrid? Al fin y al cabo hay un montón de extranjeros a los cuales, en buena medida, les trae sin cuidado. Sus razones principales son monetarias, por más que a los aficionados nos guste pensar otra cosa.
La verdad es que sigo sin encontrar una razón por la que esté tan arraigada esa necesidad de que alguien cumpla ese papel de héroe en nuestro nombre. Quizá, al menos en el presente, el héroe es quien hace y representa todo aquello que nosotros somos incapaces de hacer. A todos nos gustaría vivir y experimentar hechos extraordinarios, pero pocos estamos capacitados o tenemos el valor para llevarlo a la práctica, así que lo más fácil es delegar en alguien para que cumpla estos objetivos. O bien jugar a la PlayStation. Es otra posibilidad, sin duda.
Es probable que antiguamente los héroes tuvieran una función menos difusa. Eran quienes nos salvaban realmente de los enemigos, quienes daban su vida por nosotros o por una causa mayor en beneficio de la comunidad. Hoy los héroes ya han sido despojados de esa aureola mística, y la vida por nosotros no la dan ni de broma. Si, es verdad, siguen habiendo guerras, pero me temo que en un campo de batalla pocos son los que ven héroes.
Yo tengo mi propia definición para tan desprestigiado icono de tantos pueblos y civilizaciones. En definitiva ¿qué es un héroe? Para mí ser un héroe consiste en no haber matado a nadie, no haber engañado, no haber estafado, trabajar, ser honrado, fiel a la pareja y a los amigos y ser buena persona en general.
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Joan Montane Lozoya
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