Como Crear Afrimaciones Positivas En Mensajes Subliminales

Las afirmaciones positivas son frases que visualizamos y repetimos para influenciar o cambiar nuestras creencias y comportamientos. Para mejorar. Y los mensajes subliminales serían estas afirmaciones, pero que no somos conscientes de haber recibido. Por su rapidez de ejecución (las visuales), y por estar debajo del nivel auditivo (las sonoras). Llegan al cerebro, pero no nos damos cuenta. Así se alojan en el subconsciente, pero sin la interferencia de nuestra mente ordinaria. Nuestras convicciones arraigadas no entran en conflicto con las nuevas. De este modo podemos cambiar nuestra manera de pensar, y avanzar en el camino para la abundancia.

Para entendernos, si una persona quiere superar su timidez, deberá repetir, por ejemplo, “soy decidido”, o “ante la gente soy atrevido”. Y visualizar una situación acorde con la frase. Lo más completa posible. Intentar “sentir” plenamente la emoción de ese momento. Vivirla como si fuese real. Creerla. Se empieza “mintiendo”,  pero acaba siendo una verdad. Cuando el subconsciente, por repetición e impacto emocional, termina por aceptarla. Y si lo aprueba, de modo reflejo será tan atrevido, como antes era introvertido. Requiere todo un proceso, y sobre todo constancia, pero funciona si te implicas.

Implicarte, no comprometerte. ¿Sabes cuales es la diferencia? Pues bien, es como un desayuno de huevos fritos con beicon. Ahora ya no sabes si hablo en serio (pero que dice este), ¿Verdad? Es muy sencillo, en ese desayuno, la gallina está comprometida, y el cerdo implicado. ¿Quedó claro? Si quieres cambiar, has tener la convicción interior de que vas a poner lo mejor de ti mism@. Has de creer ciegamente que lo conseguirás. Si lo intentas como quien prueba en un sorteo, a ver si sale, ya has fracasado antes de empezar.

Prosigamos. Estas afirmaciones deben seguir un patrón. Si se dan las ordenes incorrectas, podemos conseguir el efecto contrario al que buscamos. Y uno de los primeros requisitos, es que las frases han de ser afirmativas, positivas. Imagínate que dices “yo veo un triángulo amarillo”. Hazlo, visualiza el triángulo y el color. Lo más detallado posible, claro y enfocado. ¿Lo ves? Correcto. Ahora, haz lo mismo con la frase “yo NO veo un triángulo amarillo”. Adelante.

No te rompas los cuernos. A no ser que seas una máquina, habrás visto, aunque sea por un momento, el triángulo amarillo. Para saber que es lo que no debes hacer, primero has de saber el que. Y eso es lo primero que se “graba”. El subconsciente no juzga, no valora, no tiene sentido del humor, no toma decisiones ni evalúa probabilidades. Almacena información, y la guarda en la forma que la recibe. Y no entiende el NO, o más bien, tiene dificultades en su comprensión. Es más practico y eficiente decir “me desagradan los cigarrillos”, que “no me gustan los cigarrillos”.

Otra condición es que debe ser en tiempo presente. Volvamos a los ejemplos. Quieres perder peso, y dices “voy a adelgazar con una dieta sana”. Automáticamente interpretará el “voy a adelgazar”, con  AHORA estoy gordo. Todo el esfuerzo por introducir la dieta, queda desvirtuado por la incorrecta construcción de la frase. Di “cada día estoy más delgado con la dieta”. Es importante el visualizar las afirmaciones como si estuviesen ocurriendo ahora. Quieres hacer creer al subconsciente que eso ya ocurre. No que quieres que ocurra. Hay que imaginar que lo que deseas es real y en presente, que YA está ocurriendo.

Si analizamos estos dos requerimientos, veremos que siguen una dirección común. Hay que enfocarse, y por lo tanto estructurar la afirmación, en torno a lo que deseamos conseguir. Nunca, repito, nunca en lo que queremos evitar. Es un típico error. Otra vez ejemplos: Si tenemos deudas, nuestra intención ha de ser solventarlas. Para ello hay que plantearse unos objetivos (negocio, cambio de trabajo, ajuste presupuestario, lo que sea), que permitan  acabar con la deuda. Entonces, las afirmaciones han de ser del tipo “Tengo un trabajo mejor”, “cada día ahorro más”, o “mi negocio es un éxito”.

Una vez asumido el problema, la deuda, ya no ha de volver a preocuparnos más. Hay que contraer la responsabilidad, y hacer todo cuanto sea posible para alcanzar los objetivos necesarios. Pero el sentimiento de culpa debe abandonarnos. Eres responsable, no culpable. No debes perder ni un segundo más pensando en deuda o culpa. Es una pérdida estúpida e inútil de energía. Tu tiempo y empeño debes de dedicarlo a enfocar lo que deseas, nunca más en lo quieres evitar. Trabaja duro para solucionarlo, y no malgastes tu vida llorando por lo rincones. Aunque sea más fácil y cómodo. Y no requiera esfuerzo, sólo dejarse llevar.

Si te caes a un río, y la corriente te arrastra, ¿Qué harás? ¿Ponerte a llorar y sentir pena de ti mismo por lo desgraciad@ que eres, por la mala suerte que tienes?, ¿Odiar al río malo y sin entrañas que está ahogándote?, ¿O luchar con todas tus fuerzas concentrad@ en alcanzar la orilla? Enfocar tus afirmaciones en lo que no quieres es lo mismo que odiar al río. Dicen que odiar es como beber veneno, esperando que se muera el otro. De lo más tonto, vamos. Dedica tu tiempo, y afirmaciones, en lo que quieres mejorar en tu existencia y olvídate del resto.

Bien, esto se ha hecho muy largo, tendremos que continuar en otro artículo. Pero espero que la idea, hasta ahora, te haya quedado clara. No seas como el chiste: Se ven dos burros, y uno le dice al otro: “Para burro, burro, lo que se dice burro, mi padre”. Si quieres abundancia, lucha por ella, utiliza las afirmaciones en mensajes subliminales con precisión y tiento. Y espera a completar el cuadro en el próximo envío.  Mira antes de cruzar y a ser buenos.