Terrícolas
El ser humano es una estructura demasiado compleja para tratar de conocerla en toda su amplitud. A pesar de los siglos transcurridos de historia de la humanidad, los habitantes del planeta Tierra, seguimos siendo unos perfectos desconocidos, tanto para nosotros mismos, como para el resto de nuestros colegas de especie.
En muchas ocasiones hacemos cosas tan raras, tenemos unos comportamientos tan extraños y se nos ocurren ideas tan absurdas, que si seres de otras galaxias no estuvieran observando (quizás lo hacen), se quedarían absolutamente estupefactos de lo que ven y seguro que dirían como mínimo: ¡Pero qué pirados están estos Terrícolas!
Aunque con toda probabilidad, los más críticos seguro pensarían, que realmente lo que somos la gente de la Tierra, es unos eternos insatisfechos y sobre todo unos jodidos egoístas, que nunca estamos contentos con nada y siempre queremos más, e incluso, que somos capaces de pisotearnos e incluso matarnos unos a otros con tal de conseguir todo aquello que nos proponemos para saciar nuestra desmedida ambición.
Lo expuesto anteriormente, podría ser tildado de desmesura, pero la realidad es que no tiene absolutamente nada de sorprendente, cuando un día sí, y otro también, vemos personas (?) cuyo único pensamiento en su vida es tener cada vez más y más, y no hablamos solo del dinero, nos referimos a más de todo en general.
Hay muchos seres insaciables, que a pesar de haber conseguido con verdadera avaricia todo aquello que se han propuesto, siempre quieren seguir llenando su saca, nada les parece suficiente, aunque al final son las principales víctimas de su propio egoísmo, ya que en ningún momento son capaces de llegar a un estado de vida ideal en el que pueden llegar a alcanzar la felicidad, ni en su totalidad, ni en parte.
Se desconoce el motivo, al mismo tiempo que es muy difícil de entender, el hecho de que exista gente que disfruta de una envidiable posición social, que trabaja en algo que le satisface plenamente, con lo cual la actividad laboral se transforma en un placer y no en una tortura, que además han encontrado a su pareja ideal (algo cuando menos, tremendamente complicado en estos tiempos en los que se vive a velocidad de vértigo, y apenas hay tiempo para relacionarse y mucho menos para entenderse), y si a todo lo anteriormente expuesto, añadimos un nivel económico lo suficientemente elevado para llevar una vida placentera, con ciertos lujos y privilegios y además de todo, y esto es lo más importante, son personas que gozan de un estado de salud envidiable ¿por qué carajo no son felices?
En el extremo contrario (y de ahí la inexplicable rareza que envuelve a los habitantes de nuestro planeta), están los que prácticamente no tienen nada, pero a pesar de ello, sí son completamente felices, y eso que han que superar diariamente todo tipo de vicisitudes.
Hay personas que tienen por única compañía a la soledad, se han quedado sin nadie y ahí están, sin tener quien se preocupe por ellos o les cuide, a otros, se les ha ido su pareja (por motivos diversos) después de muchos años de convivencia, que es mucho peor, que haber estado siempre solo. También hay quienes han vivido terribles experiencias tanto personales, cuando por ejemplo, han pasado por el amargo trance de perder a un ser querido, o a nivel colectivo, sufriendo guerras, catástrofes o epidemias por poner diversos casos de experiencias peligrosas, violentas y crueles. Hay otras personas que son tan pobres, que no tienen ni donde caerse muertos, y como cuando el ser humano no tiene dinero, lo primero que pasa es hambre, e incluso llega a morir por falta de alimentos para llenar su estómago vacío, convierten su objetivo de existencia diaria, en la consecución de lograr simplemente la posibilidad de llevarse algo a la boca que les permita seguir viviendo, por lo menos hasta el día siguiente, en el que hay que volver a la lucha diaria por la supervivencia.
Es muy curioso lo que sucede en este nuestro particular globo terráqueo, media humanidad se muere de hambre y la otra media se muere por que el corazón se les para por culpa de problemas derivados de su alto colesterol (malo), consecuencia generalmente de un exceso de alimentación, justamente lo contrario de lo que les ocurre a los primeros. ¿Cómo se entiende esto?
Existen por último, los que sufren y viven esclavizados por todo tipo de malditas enfermedades, sobre todo los que han tenido la desgracia de nacer en los países que conocemos, como los del tercer mundo.
Pues bien, a pesar de todo lo negativo indicado con anterioridad, hay seres humanos, que sobreponiéndose a todo lo malo que les ha caído encima, han conseguido llegar a un estado de paz interior y de equilibrio mental, que les hace fuertes ante la adversidad, también apoyados en una fe ilimitada en sus creencias, que les permite crecer en la desgracia y convertir la tortura cotidiana de su existencia en el placer por la vida, y se agarran a ella con todas sus fuerzas, a pesar de que la suerte les ha dado espalda y le muestre la peor de sus caras.
¿Por qué aquellos que lo tienen todo son unos eternos insatisfechos y otros con prácticamente nada, se sienten felices?
¿Por qué en muchas ocasiones, los auténticos desheredados de la fortuna, son los que cada día se levantan con renovadas ilusiones para seguir no solo respirando, también sintiéndose agradecidos al ser superior en el que creen, por poder seguir viviendo?
Preguntas ambas, difíciles de responder, y en todo caso misterios de la existencia, que esconden los comportamientos demasiado complejos de nosotros los Terrícolas, cuyo nivel de coherencia, en determinados momentos y situaciones es ciertamente demasiado complejo para poder explicarlo.
Paco Arias.
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