Directamente del Japón
El voto – como era sabido – iba a durar un poco más de lo normal; ya que había que marcar por tres cosas diferentes: Para presidente, para congresistas y para los miembros del parlamento andino, es por eso que cada persona se demoraba un poco más de lo normal al momento de emitir su voto. Pero para las personas precavidas (como el que escribe este artículo) ya íbamos con nuestro voto pensado y predeterminado, para no demorarnos y no hacer esperar a las personas de la cola.
Las cuatro de la tarde y el resultado a boca de urna, nos dice que pasan a la segunda vuelta Humala y Keiko. Un pelo más y PPK logra pasar a Keiko y pasar a la segunda vuelta con Humala. La suerte del Perú está echada. Es más que seguro que tendremos durante los próximos 5 años a una presidenta nipona. Pero ¿Esto sería malo para nuestro país?
Quiero analizar un poco lo ofrecido por los dos candidatos, a groso modo: Humala ofrece llegar a los sectores de extrema pobreza, desterrando la corrupción en su gobierno. Un gobierno “no corrupto” que sabría distribuir riqueza a la población más necesitada. Sin embargo pretende cambiar todo el sistema económico del país Sistema que nos está llevando a ser un país líder en la región. Y por otro lado Keiko, ofrece lo primero también, pero con la diferencia de seguir con el rumbo económico trazado. Mi voto fue por Castañeda (como todos saben) no soy fujimorista, sin embargo: ¿Cuál es la mejor opción?
Se nos viene una campaña recontra agresiva. Estoy completamente seguro que después de escuchar lo que dijo Humala sobre Abimael (que era como Robin Hood) Keiko le refregará en la cara a Humala, que su papá metió a la cárcel a dicho personaje (no a Robin Hood, sino a Abimael).
Las fuerzas democráticas de nuestro país, tendrán que cerrar filas y votar por Keiko. Hasta el mismo Vargas Llosa - (que no se sabe quien era para él, el cáncer y quien era el sida) - y el mismísimo Pérez de Cuellar, tendrán que hacerlo. Y al margen de la liberación de Alberto Fujimori, nuestro país contará con una presidenta nipona, por los siguientes 5 años. Y que Dios nos coja confesados.
Andrés Arbulú Martínez
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