Pensamiento Positivo: Olvida Las Etiquetas Mejorando Tu Vida

Nos han ensañado a vivir valorando lo que a otros les pareció bien. Y a eso le llamo etiquetas. Cartelitos rotulados que hemos ido asumiendo como nuestros. Las creencias, la manera de interpretar la vida. El modo en que nos hemos acostumbrado a ver el mundo. Para mejorar tu vida, olvida las etiquetas. Crea tus propias valoraciones, ten pensamiento positivo.

Quiero hacer un símil, algo que pueda hacer comprensible esta situación. Y no se me ocurre nada más cercano que los gustos musicales. Todos escuchamos música, nos guste o no, estamos inmersos en una sociedad en la que, como industria y entretenimiento, la música forma parte de nuestro entorno. No es negativo, como tal nos distancia de los comportamientos animales. Nos proyecta más allá del instinto de las bestias. Nos pone en contacto con algo tan indefinible como la belleza y la emoción.

Sin embargo, no confundamos nuestro aprecio por la música con la vida. Para mucha gente no es tan importante. Cada cual tiene su medida y gustos. Para algunos puede ser el deporte, o centrarse en el estudio sobre cualquier campo. O desarrollar conocimientos para el crecimiento personal. Tanto da, cualquier ejemplo nos podría servir. Es el hecho de entender que lo que enfoquemos no ha de basarse en etiquetas preconcebidas, sino en nuestra propia experiencia.

Cuando escuchamos música lo hacemos partiendo de lo que está a nuestro alcance. Lo que podemos oír, sea en los medios de comunicación, en Internet, en bares, en las tiendas, etc. Y lo hacemos influenciados por la crítica, por comentarios de amigos, por lo que imponen las campañas publicitarias de las multinacionales, y en fin, por toda una serie de información que nos condiciona. La mayor parte de las veces, obligados a aceptar como “imprescindible” la escucha de determinadas piezas.

Después, de un modo más o menos selectivo, vamos filtrando esta música y la vamos ajustando a nuestros gustos. Es típico oír “has de escucharlo más veces”, hasta que te “entre”. Y nos dejamos llevar. Dejamos que a lo largo de la vida, nos vayan indicando lo que “nos conviene”. Y ya es hora de aparcar nuestro servilismo y empezar a actuar de modo consciente y acorde con nuestros intereses. De aplicar el pensamiento positivo de manera práctica. Si decides por ti mismo, puedes invertir el proceso, dejar de ser el borrego obediente, mejorando tu vida.

Te propongo un ejercicio, la escucha de una pieza. A mí me gusta el jazz, pero como de todo, hasta electrónica (y las natillas con pepinillos en vinagre). Es del saxofonista Dexter Gordon(1923, 1990), “I’m a fool to want you”, del disco “Ballads”, un recopilatorio de grabaciones hechas con el prestigioso sello Blue Note. Te explico mis propias etiquetas (no las tuyas):

Amparado en las líneas suspendidas, etéreas, del piano, “el viejo de la mala salud de hierro” empieza a hablar con su soplo lento y melancólico. Y preciso. Incluso necesitaba que, de no tenerla, le escribiesen la letra de las baladas para inspirarse. Absortos en el torrente cambiante de imágenes, de pronto, desde más allá del momento, irrumpe con brutal delicadeza, en hermoso contrasentido, la inconfundible trompeta de Freddie Hubbard. Penetra deslizándose perezosa, como un remoto deseo punzante y sutil, abriéndose paso con suaves codazos, con gritos apagados. Encendiéndose hacia adentro. Con esa chulería tan suya de “mira que sé hacer”. Hasta que, de nuevo, la voz agridulce y profunda del saxo nos devuelve a su mundo de claroscuros, ora graves, ora brillantes, descubriendo con sus pinceladas la hermosura escondida en el fondo olvidado y triste del recuerdo. Y por fin, en un rapto de genialidad, se quita el instrumento de la boca (mira si era fácil). Y se acaba.

Resumiendo, no soy más tonto porque no me entreno (y me entreno). Bueno, aquí lo puedes oír:

http://youtu.be/C_4dvybtC-k

Bien, si has comprendido algo de lo que he dicho, sabrás que si te ha gustado, fantástico, disfruta. Pero sino, si te has aburrido o no has sentido nada, mándalo a freír espárragos. Sin miedo. Todo lo dicho, para ti no será más que un rollo patatero que no te servirá en absoluto. Lo único que debe importarte es la belleza, el placer que TÚ puedas extraer. Si no lo disfrutas, no pierdas el tiempo. Todo lo demás son etiquetas sin valor. Si te gusta la conga de Jalisco, Metallica, Cesária Évora, o quien sea, no seas tont@ y no dediques tu atención a algo que no te aporta nada.

La comparación con la vida es igual. Las etiquetas, “lo que se debe hacer”, “lo que está bien”, sólo sirven para seguir al rebaño. Disfrutar con lo que haces, como en la música, hará que abras la mente, que te enriquezcas y aumente tu campo de visión. Pero para ello has de tener claros tus objetivos, tus sueños. Lo que deseas para tu vida. La mayor parte de los humanos se dejan arrastrar por la corriente y nunca llegan a visualizar lo que de verdad es importante. Si no tiene un rumbo, el barco llegará a cualquier sitio, menos a donde quería. Si tienes un porque, ya encontrarás el como.

No hay nadie como tú en el Universo. Si quieres mejorar tu vida, piensa en positivo. Las personas como tú, se pueden contar con los dedos de una oreja. Cuenta. Piensa por ti mism@. Y olvida las etiquetas. A ser buenos.