Habíamos escuchado muchas historias que hablan de la fidelidad de los perros hacia los dueños y de cómo les siguen hasta el cementerio, pero hasta ahora no habíamos encontrado ninguna de esas tumbas donde quedé constancia de este hecho.
La tumba de la fidelidad llamada así por los habaneros, se encuentra en el Cementerio Colón de La Habana en el Caurtel SO, Cuadro 8, Zona de Monumentos de Tercera y es la tumba de Jeanette Ryder, mujer de carácter que fundó el Bando de Piedad, una Sociedad Protectora de Animales y dedicó toda su vida a obras de caridad.
Su perro Rinti cuando ella falleció llegó hasta la tumba siguiendo al sepelio y se tumbó sobre ella, pero todos los días era expulsado y al día siguiente siempre volvía y se recostaba a los pies de su dueña. Al cabo de tres meses el perro dejó de comer y falleció. El Bando de Piedad que había encargado una escultura yacente para su fundadora quedó impresionado por la fidelidad de Rinti y le pidió al escultor que añadiera la figura del perro a sus pies.
La escultura ya de por si es sorprendente porque el escultor representa a la dama en estado de descomposición con los rasgos de la cara muy marcados y de aspecto cadavérico pero no así al perro. Curiosamente en este Cementerio no hay nadie enterrado sin pagar.
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