Pequeñas Metas,Grandes Resultados
Como propietario de una pequeña empresa tengo que asumir demasiadas tareas. Algunas amenazan con desbordarme, pero tengo un arma secreta para enfrentarme a ellas.
¿Qué es lo más intimidatorio a lo que debes enfrentarte en tu vida privada? ¿A qué le temes más en tu trabajo? Quizás sea preparar un tedioso informe de viabilidad o tal vez tengas que ordenar tu escritorio. A lo mejor te propones adelgazar algunos kilos o aprender inglés.
En Flylady.net, una web especializada en actividades en el hogar, hay un consejo imprescindible para enfrentarnos a aquellas tareas que nos intimidan. Lo llaman “El rescate de una habitación en 5 minutos”. Supongamos que tenemos una habitación completamente desordenada y abarrotada (aquella cuya puerta cerramos cuando llega una visita). En lugar de enfrentarnos a la tarea de ordenar y limpiar todo el cuarto, en Flylady.net recomiendan emplear solo 5 minutos en hacer un pasillo. Solo 5 minutos, al cabo de los cuales podrás decidir si empleas otros 5 minutos ese día o al día siguiente. Podríamos pensar que no es mucho. Pero conseguiremos algo muy importante: perder el miedo.
Hace 20 años yo fumaba dos cajetillas diarias de Marlboro. Había intentado dejarlo en varias ocasiones y cada vez me parecía más difícil. Hasta que un día me planteé conseguir dos horas sin llevarme un cigarro a la boca. Mi objetivo no era dejar el vicio definitivamente. Era mucho más modesto: sólo dos horas. Cuando pasaron las dos horas me propuse mantener mis pulmones sin humo durante medio día más. Luego un día. Y otro. Por fin, a base de pequeños objetivos, llegué a las dos semanas. Para entonces la adicción había pasado.
A menudo nos enfrentamos a tareas que son ingratas o cuya magnitud creemos que nos supera. La sola idea de tener que hacerlo nos intimida. Al final, lo postergamos para un más adelante que nunca llega. Lo peor de todo es que esa tarea seguirá allí, acechándonos, haciéndose cada vez más tediosa o amenazadora.
Los pequeños pasos nos ayudan a perder el temor. Todo empieza con un primer paso, por pequeño que sea. Luego podemos dar otros de igual o mayor magnitud. Para cuando nos demos cuenta, lo tendremos todo hecho. Esta es la base de la milenaria filosofía Kaisen (cambio para mejorar, en japonés), para la que ningún día debe pasar sin una cierta mejoría.
No hay nada a lo que debamos temer más que al miedo mismo. Cuando queramos hacer algo que nos intimida, nuestro mejor aliado es un temporizador de cocina; programémoslo para que suene a los cinco minutos... y empecemos a abrir un camino.
Buenaventura Rodríguez
Registro automático