No puedes luchar contra los sobrenombres

No puedes luchar contra los sobrenombres

Era el primer día de clases en la secundaria es determinante, recuerdo que en la Secu 12 algunos ya nos conocíamos de las primarias correspondientes pero fingíamos demencia entre nosotros para hacernos los interesantes en los pasillos. Ya no éramos unos niños pero tampoco fungíamos como adultos. Nuestro cuerpo se transformaba de manera casi monstruosa, nuestras hormonas nos traicionaban, yo fui de los primeros que dio el estirón y mi voz fue la primera en hacerse grave de todo el salón dándome el apodo de el Locutor. Hasta eso me fue bien, ya que los cambios tan sorpresivos no sólo de cuerpo sino de identidad dieron entrada a un sinfín de sobrenombres que nos marcaron para toda la vida.

La Crepés se ganó su nombre el día que llegó con un chongo tan chistoso que parecía peinado para bodas, parecía tal cual que después de la boda de su prima la dejaron en la escuela, o el niño narizón con un enorme lunar en la mejilla que entró a medio ciclo escolar se ganó el respeto de todos cuando se presentó con el nombre de el Máscaro. Y bueno es que los apodos puedes ser tanto divertidos como molestos, pero lo cierto es que generalmente entre más molestan a los apodados más se quedan para toda la vida como un tatuaje en la piel. Bien dijo Saramago Nadie sabe el nombre que tiene; sólo sabemos el nombre que nos han puesto. Es por eso que hay que ver siempre a los apodos con sentido del humor y tomarlos como un destello creativo y no como La Crepés y su peinado de boda, y vestido de noiva que por chillona se le quedó el sobrenombre para siempre.

Los apodos pueden ser la excusa perfecta para destacar habilidades y cualidades, características sobresalientes que inviten a seguir dando lo mejor de nosotros mismos, como mi tío Flash que le dicen así desde que ganó una competencia de velocidad en quinto de primaria o mi vecina que le dices la Vicky desde la secundaria porque era una traviesa que solía siempre salir visctoriosa.

Lorena Somocurcio

Dancefloor love

Amor equivocado

Los tres diamantes

Sé el primero en Comentar

Recibir un email cuando alguien contesta a mi comentario