Amor de novela

Y sí, ya vieron que Marimar Mercedes la del Barrio ya se va a casar con el ricachón de la colonia, ¡imagínense!, ¿cómo va a ser la ceremonia?, ¿a quién van a recurrir para que haga la decoración bodas?, ha, ha, ha, le van a decir a doña Filogonia que haga unos adornos de papel de china y el Chupes les va a preparar un buen tepache para el brindis. Seguro que le ayuda a maquillarse su amiguita la galante aquella, la Zafiro.

En cambio si la decoración de bodas la llevara a cabo la señora Soraya Malvina, otra cosa sería, habría por supuesto, arreglos florales en el centro de mesa hechos de magnolias y crisantemos, en lugar de esa serpentina corriente y esas flores de tela de pésima calidad. Los manteles harían juego perfecto con la iluminación del gran salón de dos pisos, así como con el tono de las alfombras del piso de baile, el comedor, los pasillos y las escaleras; en cambio, en la vecindad pondrían manteles de plástico con estampados cualesquiera, con servilletas desechables.

En la boda cucufona debe haber, claro está, una sintonía perfecta en los candiles del gran salón, adornados todos con el mismo diseño en cristal cortado, todas las bombillas en tonalidades blancas, para que combinen perfecto con el vestido de la novia. En cambio la decoración de bodas de la vecindadsucha, por el otro lado, podría estar constituida de vasos de plástico de los que haya, espanta-suegras, papelitos picados para darle colorido al asunto.

Afortunadamente, los novios decidieron casarse en Las Vegas, lejos de las influencias de sus familias, en donde pudieron decidir decir que sí, y ya, irse a la fiesta y a la cama. Los dos fueron felices para siempre. La niña tuvo dos hijos. Ellos no sienten falta de la vis que llevavan separados y estan felices ahorita.