De relaciones interpersonales no saludables y algunas de sus consecuencias

Infinidad de veces hemos escuchado historias –hasta de primera mano– de relaciones interpersonales que se volvieron abusivas, no saludables e incluso peligrosas. Relaciones en las que uno de sus miembros es victimizado por el otro y, cuyas concecuencias sólo son perceptibles hasta que el nivel de involucramiento entre las dos personas es lo suficientemente significativo que hace muy complicada una separación o en casos muy extremos, separación entre los miembros para prevenir innumerables consecuencias como violaciones sin métodos anticonceptivos o aborto.

Se define como no saludable cualquier relación en la que se ocurren con frecuencia los siguientes tipos de situaciones:

•    Temor de comunicarle algo que nos molesta al otro; específicamente el temor a sus reacciones.

•    Creer que necesita permiso del otro para hacer ciertas o todas nuestras actividades.

•    La pareja victimaria se burla, critica o juzga injustamente lo que su pareja hace, piensa y siente. Por extensión llega a menospreciar todo lo que le sea referente también.

•    A través de lo anterior, el otro logra aislar a su pareja de sus actividades preferidas, amigos e incluso familiares.

•    Lo que a su vez le da oportunidad de abusar del tiempo, dinero, pivacidad.

•    La pareja victimizada estará atrapada y es probable que no lo acepte de inmediato.

•    Existe un permanente chantaje emocional.

•    Finalmente, quizás el aspecto más estremecedor es, cuando uno de los miembros es obligado (emocional o físicamente) a tener relaciones sexuales (incluso sin métodos anticonceptivos) cuando ella/él no lo desean.

De lo anterior se derivarán varias consecuencias psicológicas en la persona victimizada que puede ir de un toqueteo hasta una violación. Por supuesto las diferencias de género determinan y propician ciertos tipos de abusos entre los individuos en una relación interpersonal amorosa. No es muy probable que una mujer logre imponérsele físicamente a su compañero y lo asalte sexualmente (sin utilizar métodos anticonceptivos), sino todo lo contrario. La incidencia de la manipulación emocional es mas bien equilibrada de un género al otro, sin embargo, como se ha mencionado, el abuso físico (y sexual) de un hombre hacia una mujer sigue siendo una caracteristica preponderante.

De las numerosísimas concecuencias que podrían resultar de estas violaciones (muchas veces no contando métodos anticonceptivos), unas de las más preocupantes es los embarazos no deseados que podrían llevar a abortos o abortos mal practicados. La marca psíquica indeleble que permanecerá sobre la mujer victimizada por quien se supone debería cuidarla es pues, la consecuencia más dolorosa, mas no la única. En plena confusión postraumática (la cual se extrenderá por años), tomar una decisión sobre un embarazo no deseado significará un esfuerzo descomunal para la mujer victimizada. “¿Dar a luz o buscar asistencia para el aborto?” “¿cómo demostrar que el aborto es consecuencia de un ultraje?”.

¿Cuál debería ser la respuesta adecuada? ¿en qué se debería de basar cada mujer violada por su pareja para tomar tal decisión? Excluyendo la respuesta hipotética que cada mujer se dará, una cosa es segura: la sociedad deberá brindarle el apoyo necesario para llevar a cabo la decisión por la que opte. Tener al bebé o realizarse un aborto.

El aborto como consecuencia de violaciones sin métodos anticonceptivos dentro de relaciones abusivas es una realidad a la que se enfrentan miles de mujeres. Realidad que muchísimas veces es simplemente desoída en los contextos de estas mujeres. Aunado al hecho de que sostener relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos conlleva su riesgos particulares así como decidir realizarse un aborto en una sociedad que no le prohibe a las mujeres tomar esa decisión.

Por supuesto no se ignora el por qué y cómo una mujer llegó a tales circunstancias. El abuso dentro de una pareja son un problema de salud pública igual de importante, sin embargo se trata de ir mejorando la opciones que se tienen antes casos específicos cuya latencia del aborto es siempre significativa en nuestras sociedades.

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