Desde el tintero hasta el tóner – Copias impresas a través del tiempo
La impresora moderna de oficina o de hogar es la culminación de un milenio de desarrollo de la tecnología de imprenta, un largo recorrido desde las inscripciones sobre piedra hasta la página impresa a todo color. Pero es en verdad en lo últimos veinte o treinta años que la computadora y la impresora han usurpado el lugar de los dos últimos bastiones de la industria: la máquina de escribir y la imprenta. Las impresoras multifunción de hoy ofrecen características que van más allá de los sueños más extravagantes de los habitantes de antaño. La escritura es tal vez la más grandiosa invención del hombre. El descubrimiento de que los sonidos, las palabras e incluso las ideas complejas podían ser grabados para recordar, compartir y enseñar ha sido uno de los sucesos más significativos de nuestra historia, tanto que solamente hablamos de historia a partir de la invención de la escritura. Por mucho tiempo, la escritura solo fue posible a mano, lo que llevó a que se tengan que copiar largos volúmenes penosamente, palabra por palabra. Únicamente con la invención de la imprenta por Johaness Gutenberg en el año 1440 se hizo posible la impresión de páginas enteras. La imprenta original de Gutenberg, construida en Mainz, Alemania, utilizaba una revolucionaria técnica de fuentes movibles en vez de las placas pregrabadas y rápidamente se esparció por toda Europa, siendo el catalizador de grandes cambios que transformaron la cara del continente para siempre, incluidos la Reforma, y más adelante, el Iluminismo. La máquina-imprenta permitió la producción en masa de libros enteros, lo que hizo mucho más fácil y rápido el avance de ideas a través de Europa. El diseño básico de la imprenta permaneció casi sin alterar durante varios siglos, hasta que la invención del motor a vapor durante la revolución Industrial del siglo XIX llevó a la construcción de máquinas que podían producir a una escala realmente industrial. Con el costo de la impresión bajando drásticamente, libros y periódicos se hicieron disponibles al público a precios accesibles, llevando a millones de personas a descubrir la lectura por primera vez. La mayoría de los diarios británicos datan de este período, como también muchos de sus más reverenciados escritores, como Charles Dickens, Charlotte Bronte y Mary Shelley. Mientras la imprenta ya permitía la impresión a gran escala, los hogares y comercios tuvieron que esperar hasta la invención de la máquina de escribir, en el siglo XIX, para poder producir hojas impresas. Existe todavía un cierto grado de polémica en torno a quién inventó la máquina de escribir, pero para la segunda mitad del siglo era cada vez más común su empleo en las oficinas. Fue durante este período, además, que se instauraron muchas convenciones que tienen que ver con el teclado, como la disposición QWERTY. La máquina de escribir retuvo su papel preponderante en la tecnología de impresión a pequeña escala durante más de un siglo hasta la aparición de los ordenadores y sus procesadores de texto en la década de 1970. No llevó mucho tiempo para que incuso los procesadores de texto se vean superados, dejándole el triunfo al par ordenador-impresora (típicamente en esa época, la impresora de matriz de puntos). Las impresoras de hoy son, por supuesto, mucho más avanzadas que los ruidosos primeros modelos, basados en tecnología de cintas. Las impresoras multifunción modernas pueden producir copia en blanco y negó o color utilizando cartuchos de tinta para impresora intercambiables. También están disponibles en el mercado modelos que incorporan funciones específicas de otros equipos, como escáneres, fotocopiadoras y aparatos de fax.
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