El ser humano no procede del mono
En este mundo hay muchas opiniones y teorías sobre cómo se originó el ser humano. Hay quien dice que el cuerpo humano se desarrolló a través de los reinos vegetal y mineral y que en la última fase del desarrollo procede del mono. Sólo pocas personas hablan del pensamiento de la Caída, de los seres de la luz que querían ser como Dios, y de la condensación, que finalmente llevó al cuerpo humano.
En el Reino de los Cielos esta evolución espiritual se lleva a cabo desde un átomo espiritual –comparable a una célula humana–, pasando a través de los reinos mineral, vegetal y animal hasta llegar a las formas espirituales de los seres de la naturaleza, a partir de las cuales se va desarrollando paulatinamente el cuerpo espiritual perfecto. Como el cuerpo espiritual se va desarrollando a través de todas las fuerzas de Dios, el ser espiritual perfecto lleva en sí y es la herencia universal, la Ley Absoluta. Con ello tiene comunicación con todas las fuerzas cósmicas puras, porque ha surgido a partir de estas fuerzas, es decir se convirtió en una forma espiritual-divina en un proceso legítimo.
En el ser humano, el ser perfecto que vive en él proviene de Dios; pero está cargado por el pecado, y por eso es denominado alma. Así que nuestro cuerpo de ningún modo procede del mono, aunque de cuando en cuando se presenten similitudes. Las similitudes se originaron con la programación de los seres de la Caída, luego con los seres humanos, pero nunca a través de los reinos de la naturaleza materiales.
El cuerpo espiritual de los seres de la Caída, en el transcurso de su descenso hasta convertirse en seres humanos, estaba envuelto de diverso modo según lo grande o pequeño que fuera el ensombrecerse de cada ser. El principio era tal como sigue siendo válido actualmente para cada ser humano: según cómo el ser de la Caída sentía, pensaba y obraba, se ensombrecía y se condensaba. Según cómo el ser humano siente, piensa, habla y obra, se marca.
En procesos desde el comienzo de la Caída que para los seres humanos son inimaginablemente largos, que se efectúan en ritmos y ciclos, se originó la condensación más dura, la materia. Por el comportamiento pecaminoso de cada ser humano, la materia es voluntad humana que ha tomado forma.
De forma parecida a como en un proceso cósmico material, la mujer por medio del engendramiento da a luz un cuerpo para un alma que, viniendo de ámbitos de sustancia más fina, encarna en la Tierra. De este modo se da la posibilidad de que haya un circuito en que un alma viene y se marcha de la Tierra: la denominada rueda del renacimiento. En cada cuerpo hay un alma, que se introduce al nacer y que al morir sale del mismo.
Del Libro: “Yo,yo,yo la araña en su telaraña“
Vida Universal
Ana Saez Ramirez
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