Querer es poder. Emprendedores
En tiempos de crisis, en los que escasea el trabajo y la cifra de parados es mareante, algunas personas deciden dar el paso y convertirse en emprendedores. Una decisión importante, qué duda cabe, difícil a la par que estimulante. Los proyectos nuevos nos estimulan y los retos ayudan a superarnos. Cualquiera cosa es mejor que quedarse parados. Y estamos totalmente de acuerdo, pero hay que saber lo que se hace.
Lanzarse a la aventura (como se entiende habitualmente) no suele ser una buena opción pero emprender no es eso en absoluto. Si tenemos una idea, antes de llevar a cabo, deberemos plantearnos cómo hacerlo, la competencia que podremos tener en el nicho elegido, la capacidad para ofrecer algo diferente, el número de clientes potenciales… En definitiva, un estudio de mercado sólido que nos ayude a focalizar lo que queremos y a minimizar los riesgos.
Pero, por otra parte, también necesitaremos financiación. Sin dinero hay pocas cosas que se pueden hacer. Y si tenemos en cuenta que los bancos han cerrado el grifo de los créditos, de que las instituciones públicas apenas tienen dinero para mantenerse a sí mismas… el panorama de la financiación se llena de nubarrones negros.
Pero como donde se cierra una puerta se abren dos más, en la actualidad están surgiendo empresas que se dedican a financiar a emprendedores, aportándoles además de una cantidad económica necesaria para iniciar el proyecto, asesoramiento para que todas las partes involucradas (ellas incluidas) saquen el mayor beneficio posible.
Así que si tenéis una idea nueva, algo novedoso, que queréis llevar a cabo pero no sabéis cómo, os recomendamos que acudáis a alguna de estas empresas, que estudiaran vuestra idea y si realmente es válida os ayudaran a llevarla a cabo, os ofrecerán financiación y asesoramiento.
En España, a diferencia de otros países de nuestro entorno, no existe la cultura del emprendedor. Preferimos ser asalariados que montar un negocio (con todo lo que supone eso). Pero en el panorama actual parece que no es una mala idea cambiar el chip y convertirse en un emprendedor. Quién sabe, quizás consigamos lo que siempre hemos deseado.
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