El deporte para todos
El deporte es uno de los alicientes de cualquier actividad de grupo que se organice de forma que sea integradora, que haga participar a todos los miembros de cualquier colectivo.
Una empresa de eventos profesional y dedicada a crear ese ambiente de camaradería para las reuniones de empleados de una empresa, para cualquier celebración de amigos, tendrá una o varias actividades deportivas en sus propuestas, si lo que se sugiere es el desarrollo de actividades dinámicas.
Sin embargo, las actividades físicas, más allá de las pruebas deportivas de habilidad o de las de entretenimiento, tienen un inconveniente importante que las puede hacer naufragar en el propósito de conseguir la participación de todos los miembros del grupo por igual y su colaboración en sintonía de condiciones.
Y ese problema es el sexo, lo mal que se lleva que chicos y chicas puedan competir en una actividad deportiva con igualdad de oportunidades y, que, además, la diversión no decaiga y se de una sana, sanísima cooperación que convierta una competición deportiva en el mejor recuerdo de lo que fue una reunión de amigos o de compañeros, como nos recordarán con el tiempo las fotos de nuestro álbum o las imágenes archivadas en el portátil.
¡Ah!, pero no todas las actividades deportivas segregan a los sexos, una al menos no. Hablamos del balokorf, sí, como suena, una disciplina deportiva colectiva que tiene mucho del balonmano y del baloncesto, pero que se diferencia de estos deportes y de los demás en que su práctica es mixta.
Chicos y chicas pueden competir en equipos de balonkorf, en igualdad de condiciones, fomentando tácticas y estrategias de cooperación, mucho más que las habilidades físicas, que consiguen igualarse en esta disciplina como no sucede en ningún otro deporte.
El balonkorf es el único deporte mixto, hoy por hoy reconocido, más allá de la rareza del tenis mixto o del golf y otras pruebas en las que existe una colaboración separada, pero no una integración en tiempo y en espacio para la consecución del triunfo. En realidad, se podría decir en esos casos que son competiciones paralelas de hombres y mujeres en un mismo equipo.
El balonkorf puede ubicarse en un evento, en un retiro de familias, de trabajadores de una empresa, de un grupo de amigos en el que todos participen, por igual. Ni siquiera el terreno de juego del balonkorf nos podría resultar familiar. Si acaso, se parece al de una pista de baloncesto, pero tiene la peculiaridad, la gran peculiaridad, de que es ovalado. sin esquinas.
Pero ¿qué ofrece el balonkorf? Pues que ambos sexos juegan en absoluta igualdad de condiciones. Así, no se puede conseguir un tanto si no hay cooperación con los compañeros, no vale la jugada individual. La agresividad y los malos modos están muy controlados en el balonkorf, como decíamos, las diferencias en las condiciones físicas de cada uno de los participantes, independientemente de su sexo, quedan absolutamente relativizadas por las mismas reglas de base.
Tampoco se necesitan grandes inversiones para hacer frente a la práctica, basta con una pelota de dimensiones adecuadas y dos canastas móviles que pueden ser las mismas que las que se utilizan para el basket. Y eso no es todo, hay que jugarlo. El verdadero valor del balonkorf se disfruta cuando se ha jugado un partido.
Que el balonkorf haya sido elegido como uno de los deportes favoritos de los programas de integración educativa de los sexos en muchos centros educativos españoles dice mucho del valor de esta disciplina y de su aceptación en la relación entre sexos para los que aprenden los primeros pasos de la vida en cooperación y armonía.
Un deporte para todos, todos para un deporte.
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