Javier Iglesias crimen de estado. 15 años de impunidad
15 años hace ya de la muerte del joven valenciano Javier Iglesias asesinado en Buenos Aires el 6 de septiembre de 1996. La versión oficial del gobierno argentino que por entonces, desde la Casa Rosada, presidía el corrupto Carlos Menem vino a atribuir su muerte, en primera instancia, a un lamentable accidente de tráfico y, más tarde, a su presunta participación en un supuesto atraco a un furgón blindado que acabó en un tiroteo donde encontró la muerte. Javier Iglesias tenía treinta y seis años cuando fue asesinado y lideraba el movimiento social conocido en Argentina como “Los Sin Techo”; según algunas versiones investigaba, entonces, las desapariciones de cerca de trescientos españoles durante la dictadura militar del general Videla tras el alzamiento militar de marzo de 1974. Algunos han pretendido presentar a Javier Iglesias como un periodista que perdió su vida en la mencionada investigación pero este articulista no lo cree en absoluto; Javier Iglesias no era ninguna hermanita de la caridad y no porque adoleciera de desinterés y altruismo, todo lo contrario, sino porque su compromiso en la defensa de los más débiles le había llevado a comprometerse allí donde se encontrase “por lo civil o por lo militar...”. Javier Iglesias era, ante todo, un revolucionario, desde sus inicios en la antifranquista Falange Auténtica de los primeros años de la transición, en su paso por la Nicaragua sandinista que recién estrenaba el triunfo de una revolución ilusionante en la que muchos creímos, en su desembarco posterior en Argentina y su participación activa en el peronismo antioficialista y con la izquierda radical y transformadora de América Latina... Investigaciones periodísticas de independencia y rigor reconocidos han atribuido la muerte de Javier a los servicios secretos israelíes en complicidad con la policía argentina. Su muerte sigue sin aclarar. Al gobierno socialista de Zapatero, lo mismo que anteriormente al de José María Aznar no le importa en absoluto conocer la realidad de este trágico suceso ni molestar a los gobiernos de Argentina e Israel reclamando justicia. Sirvan estas humildes líneas, al menos, de recuerdo y reconocimiento de un español, Javier Iglesias Pérez que soñó con cambiar el mundo y se involucró hasta las trancas en un proceso revolucionario de combate contra la injusticia.
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