Los dos errores gramaticales más frecuentes en el periodismo
Los medios de comunicación están plagados de errores gramaticales. Unos más y otros menos, pero ni siquiera lo más prestigiosos se libran, como ya señalaba hace unos días la Defensora del Lector de El País. Pero hay dos que son constantes, que se repiten con tanta insistencia en los medios de comunicación que la mayoría de quienes escriben en Internet los han copiado y es posible que con el tiempo se institucionalicen. Son la mezcla de estilos directo e indirecto y el uso incorrecto del condicional. Vamos por partes.
Mezcla de usos de estilos. En castellano, como en otros idiomas, hay dos estilos para contar las cosas: directo e indirecto. El indirecto sirve para contar lo que dijeron otros en tercera persona. Por ejemplo: Juan fue a la tienda y dijo que quería comprar todo lo que allí había. O: El presidente del Gobierno aseguró que no se irá hasta que no pierda las elecciones. El directo se hace poniendo estas palabras en primera persona en boca de alguien. Hay dos fórmulas para esto, poner un entrecomillado y después aclarar a quién corresponde, o poner un enunciado, dos puntos y el entrecomillado. En los casos anteriores los ejemplos serían: Juan fue a la tienda y dijo: "Quiero comprar todo lo que hay aquí". O: "No me iré hasta que no pierda las elecciones", dijo el presidente del Gobierno. Es sencillo, tiene lógica. Pues bien, cada día cientos de textos mezclan ambos estilos y escriben cosas como esta: El presidente del Gobierno dijo que "no me iré hasta que pierda las elecciones". Esta mezcla es impropia. Si se lee en voz alta, parace que el presidente está diciendo que el narrador será el que no se irá.
Uso incorrecto del condicional. Como su propio nombre indica, para usar el condicional tiene que haber una condición. Por ejemplo: Habría cogido el avión si no me hubiese pillado el atasco. Esto quiere decir que si se hubiese cumplido la condición de no haber pillado atasco, habría cogido el avión. Pues, por un barbarismo, se ha generalizado el empleo del condicional para expresar algo que no es seguro, cosa que no tiene ningún sentido. Por ejemplo: El presidente de la empresa habría robado dos millones de euros. Cada vez que aparece algo así, habría que hacerse la pregunta ¿Los habría robado si se hubiesen dado qué circunstancias? ¿Qué le habría condicionado a robar los dos millones? Pero quienes comenten este error no se refieren a ningún condicionante, sino a que se supone que los ha robado, a que es probable o muy posible que los haya robado, pero no lo puede afirmar categóricamente porque todavía no está probado o no está sentenciado. Para casos así es muy fácil escribirlo bien. Hay muchas fórmulas. Ponemos aquí algunas: El presidente de la empresa está acusado de robar dos millones de euros; el presidente es sospechoso del robo de dos millones; el presidente es el supuesto ladrón de dos millones; la policía afirma que el presidente ha robado dos millones; todos los indicios señalan que el presidente ha robado dos millones...
Por mucho que se escriba en contra, la cantidad textos con estos dos errores es tan grande que parece imposible de parar. Pero, mientras la RAE no diga lo contrario, es una incorrección que hay que evitar.
Pablo, cofundador de PressPeople, un punto de encuentro de periodistas y fuentes
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