Alan Azizollahoff: Juego y entrega en Igual Medida
Cualquiera que haya pasado tiempo en Las Vegas puede entender la emoción del mundo del casino, una meca dedicada a dar el pelotazo lo que está casi intrínsecamente asociado al mismísimo concepto de lo que significa América; la idea de empezar con muy poco para luego estallar desmesuradamente de riqueza es lo que podría definirse como “vivir la vida”. Y es un gran principio - igualitario, abierto a la habilidad y la oportunidad – que todo es igual en el terreno de juego. El mundo del juego en general no es muy distinto al de negocios, o la vida – las buenas ideas perduran, y aquellos que tienen la ingenuidad y la previsión (junto con una pizca de suerte) continuarán prosperando.
Tampoco es ninguna sorpresa que el juego haya tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, especialmente desde que los ordenadores e Internet se han convertido en el soporte de elección – ya no necesitamos ir a Las Vegas para sentir el subidón de la ruleta, el black-jack o las tragaperras – está disponible desde casa o nuestras propias comunidades (sin embargo, pueden faltar las bebidas gratis y el esplendor visual de los muchos jubilados con reflejos azules en el cabello). Ha tardado tiempo en desarrollarse, pero el volumen del juego es ahora considerable en todas sus manifestaciones, un gran negocio (la página de Texas Hold’Em Poker de Zynga es la más popular de Facebook, y la industria del juego online y presencial crea miles de millones al año) y si uno se toma un momento para ver lo buenos que son los gráficos, el sonido y la interacción de la experiencia actual, entendemos el porqué. Este cambio de paradigma no ha sido por arte de magia, se necesitaron varios empresarios brillantes para ver hacia donde se dirigía la gente y crear la plataforma para llevarlos hasta allí.
Uno de los impulsores principales que guió y encabezó este medio cultural y tecnológico en evolución es un caballero de nombre Alan Azizollahoff, un empresario tan creativamente diverso como se pueda imaginar, y un buen ejemplo del emprendedor moderno; un hombre de negocios que ha aprendido a existir y prosperar, con la habilidad de cambiar ágilmente y adaptarse a mercados, ideas progresivas e inversiones.
Nacido en Sudáfrica y educado en Israel, Azizollahoff empezó a destacar tras recibir un título en ingeniería, e invertir a mediados de los 80 en una humilde sala de bingo en Perú. Algo tan simple sobre el papel, debe haber estimulado la inspiración en Azizollahoff porque eso fue sólo el principio de lo que se convertiría en un verdadero imperio del juego en Sudamérica. En 1996, Azizollahoff había co-fundado Heal Technology, una rama para el desarrollo dedicada a llevar la ruleta electrónica, los dados (crap), el bingo y las tragaperras a una nueva generación de fans del juego – máquinas que trasladaron la emoción de los clásicos del casino con un nuevo paradigma, y a sitios como centros comerciales, restaurantes y otras áreas locales; puede vanagloriarse de poseer en su cartera mas de 50 casinos en Latinoamérica y su grupo Jade Water tuvo ventas en 2008 de más de 80 millones de dólares.
Sin embargo su desarrollo y crecimiento no se hallaban aislados del mundo de negocios. Durante su exitoso ascenso, Azizollahoff siempre ha estado entregado, en igual medida, a causas filantrópicas. Años antes que Bill Gates y Warren Buffett aparecieran en titulares de negocios por sus empresas benéficas, antes que se pusiera de moda ser solidario (moda que no debe ser menospreciada), Azizollahoff estaba involucrado en proyectos cercanos a su corazón. Actualmente residiendo en Miami, Florida, ha encontrado muchos proyectos que le mantienen ocupado y muchas causas locales por las que abogar: orgulloso de sus raíces judías, dedica su tiempo, energía y finanzas a la federación judía de Greater Miami, el centro médico Monte Sinaí (centro conocido mundialmente que trata a más de 60.000 pacientes al año) y la sinagoga de Willie y Celia Trump.
Todas las organizaciones benéficas mencionadas anteriormente son locales y están enraizadas en la comunidad, pero Alan Azizollahof también contribuye con una importante fundación en Israel, el hogar de huérfanos Tiferet Shlomo – un hogar para huérfanos y niños sin hogar que aspira, no sólo a proteger y acoger, sino de manera crucial a proporcionarles oportunidades profesionales a largo plazo para la mejora social; esto demuestra que este rasgo de conectarlo todo debe ser nutrido y se debe invertir en ello; y empieza por llegar a comunidades que valoramos.
Como muchos de los actuales empresarios de éxito, Azizollahoff tiene la habilidad de crecer en su área de elección, mirando hacia delante y viendo donde puede estar el futuro del negocio. Inversiones diversas y un ojo entusiasta, clarividente han evitado que este empresario se estanque donde muchos otros pudieran haberlo hecho. Moverse hacia delante de forma individual, y ayudar de forma colectiva, es un modelo que las generaciones mas jóvenes deberían adoptar – los Zuckerberg de Facebook, y “revolucionarios de Twitter” necesitan desarrollar la habilidad de adaptarse y ver lo que puede no estar presente en el momento actual; y sin amor, conciencia social y filantropía, el mundo de los negocios sería mucho mas insustancial.
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